viernes, 8 de octubre de 2010

Viejas heridas.

Algunas decepciones simplemente duelen más que otras. Algunas parece que pasan desapercibidas y otras son como volcar alcohol sobre viejas heridas, que parece que vaya a escocer mucho y sin embargo luego te das cuenta de que apenas duele. Las heridas cicatrizan con el tiempo y con mucho empeño, a veces el dolor puede durar mucho tiempo, incluso casi cuando ya están cerradas parece que vuelvan a abrirse si ocurre algo que no debe ocurrir, si vuelve a aparecer el motivo que hirió. Sin embargo, y contra todo pronóstico, el dolor es mínimo, apenas si aparece; escuece un poquito, eso sí, para qué negar lo evidente, pero es que el dolor del recuerdo creo que no acaba de marcharse nunca…
Hoy vuelvo a estar melancólica dentro de mi felicidad, porque no vale la pena esperar y sé que la partida ha terminado y, a pesar de tener algún as bajo la manga, a pesar de no rendirme y seguir jugando hasta el último momento, no ha servido de gran cosa. ¿Decepción por perder? Bueno… podría llamarlo así en su momento, ahora solo se trata de otra pequeña decepción que no dura gran cosa, y que incluso puede traer consigo alguna que otra sonrisa, porque tengo cada momento guardado en la mente y cada carta jugada en esta partida surrealista (desde el principio) forma un grato recuerdo, una de esas cosas que guardo en algún lugar del olvido y, quien sabe, cualquier día puede volver a repetirse.
Esta vez el alcohol no ha hecho gran cosa al caer sobre mis heridas, será porque no son heridas de verdad, ya que nunca han estado ahí.
Las heridas se acaban curando, soy enfermera, sé de qué hablo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...