sábado, 2 de octubre de 2010

NYC (Haciendo memoria...).

Hace poco más de dos años cumplí el sueño de cruzar el charco. Fue un viaje mágico, lleno de risas, historias, recuerdos, impactos... Recuerdo las horas de avión, los nervios de la llegada, las aventuras en el aeropuerto, las compras... Si parece que fue ayer que andaba por las calles de La Gran Manzana y ya han pasado más de dos años... Por suerte, las fotos siempre están ahí, y días como hoy, si miro las fotos y cierro los ojos, puedo imaginarme en la otra punta del mundo...
Algo que escribí a la llegada... (sigo recopilando viejos "apuntes"...).

De vuelta aquí ahora todo me parece tan pequeño... Echo de menos el frío helado de las mañanas, el levantarme y mirar a un cielo distinto, echo de menos andar por las calles con el café en la mano, casi chocándome con la gente que hace su vida... Extraño estar rodeada de la luz que allí lo inunda todo, de la grandeza que supone sólo estar; extraño caminar entre los socavones de las calles, los días de lluvia intensa que te cala hasta los huesos, echo de menos la comida horrible, el inglés fluido, la sonrisa de la gente cuando la miras...
No sabría decir por qué es especial, pero tiene magia, encanto, te llena de mil sensaciones distintas, porque incluso las noches allí son diferentes, los días, los amaneceres… Todo. Es como vivir dentro de una película, como caminar sobre ella, diría yo; es como si pudieras acceder a cualquier cosa, como si pudieras tocar el cielo sólo si estiras bien el brazo.Desde arriba y por la noche, todo cambia; la ciudad se convierte en un amasijo de luces que brillan formando un paisaje urbano increíble; la noche parece quedarse sólo en el cielo y no afectar a la ciudad… Es extraño cuando respiras profundo desde tan alto mientras observas tal grandeza, no sé explicarlo pero te sientes… ¿vivo? Tal vez.
Es curiosa la mezcla de sensaciones agridulces que provoca estar allí. Por un lado te sientes minúsculo, pequeño, como si pudieras desaparecer en un momento, y sin embargo a la vez te sientes enorme, capaz de abarcar cualquier cosa, como si los edificios te inspiraran confianza con su enorme “saber estar”.
El tipo de urbe, la estructura, la forma en que vive la gente allí… todo es llamativo, impresiona de algún modo porque es tan diferente… Las culturas se mezclan, conviven juntas, grupos raciales que se fusionan dándole a las calles ese aspecto tan característico, tan típico de allí.
Me encantaría estar allí otra vez, quiero volver y es algo que no descarto… La vida da muchas vueltas, o eso dicen… Nunca se sabe, quizá sea el destino que me haya llevado allí para demostrarme que existen lugares en el mundo donde realmente te puedes sentir libre.
Ahora sólo duele la vuelta a la rutina, enfrentarme a estos dos meses que tengo por delante con la mejor de mis caras, y pensar que siempre me quedarán las fotos y tantos recuerdos…

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