sábado, 2 de octubre de 2010

Reencuentros.

Cómo se puede explicar la sensación... lo que se produce dentro... el típico "vuelvo del corazón"... Parece increíble que, después de tanto tiempo, sea capaz de generar en mí un hormigueo de cabeza a pies... Y es que hoy, de forma totalmente accidentada y casual, he vuelto a cruzarme con una persona que resultó ser mágica para mí...
Lo conocí de forma repentina y se creó esa magia peliculera que parece digna de guión de cine romanticón que nadie se cree. De pronto apareció y nuestras miradas se cruzaron, y se creó un campo magnético a nuestro alrededor que acabó con el resto del mundo. Tal cual, no se me ocurre otra forma mejor de definir ese momento. Fue... cómo diría yo... una explosión de emociones, un calambre interno que te recorre de punta a punta el cuerpo, y lo más curioso, un dejar de oír nada a mi alrededor, tal era el punto de estar centrada en su mirada y en su sonrisa... Es curioso que una persona pueda llegar a provocar tantas cosas en un momento. Un total desconocido que irrumpe en tu mundo tranquilo y rutinario y te enseña lo emocionante que puede ser un choque de compatibilidad.
Él apareció una mañana de un día laborable cualquiera, no recuerdo si un lunes o martes, o bien podría haber sido cualquier otro día de la semana, a quien le importa… No tengo gran capacidad de retención en mi memoria para este tipo de pequeños detalles, soy más bien emocional y me resulta mucho más sencillo grabar en la memoria un sentimiento, y eso fue lo que sentí, algo grande y diferente, un flechazo (debería andar Cupido merodeando cerca…). Un flechazo en mitad del corazón!
Ahora, tiempo después, lo recuerdo de forma especial, aunque nunca llegara a pasar nada entre nosotros… así es la vida! Yo no era la princesa de ese cuento, qué le vamos a hacer! Resignación y seguir buscando volver a sentir lo mismo…
Pero hoy, por una de esas casualidades de la vida, que a veces parece reírse de nosotros por las situaciones en las que nos sumerge, casi nos chocamos en mitad de la calle, después de tanto tiempo, y no he sido capaz de mirarlo ni a los ojos…
Me queda una sensación agridulce y un preguntarme… qué habría pasado si las circunstancias de nuestras vidas hubieran sido diferentes? Tal vez todo, o quizá simplemente nada… Por suerte, la capacidad de soñar y la libre imaginación me dejan pensar que podría haber sido una gran historia de amor, de esas que perduran en el tiempo… Qué bonito y qué sencillo es soñar!

Y ahora me da por recordar... cuántas cosas le escribí un día...

Me gustan tus rarezas, tu forma de ver la vida. Me gusta tu extraño hábito de estar solo, saber que le das mil vueltas a las cosas, que te haces preguntas continuamente y que eres capaz de valorar las pequeñas cosas de la vida.
Me gusta que a veces sigas tus impulsos, porque por eso sigues aquí, y me gusta tu sinceridad por encima de todo, aunque duela a veces.
Me gusta tu forma de expresarte, tu sonrisa, tu educación, el tono de tu voz... Me gusta cómo sientes, cómo eres capaz de ver la belleza en lo más simple o cómo adoras a tus padres.
Me gusta tu sentido de la responsabilidad, tu faceta metafísica, me gusta cuando pides disculpas, tu corrección, me gusta como poco a poco me coges confianza, cómo me pides mi opinión y me escuchas siempre. Me gusta que te alegren mis logros y sufras mis fracasos, me gusta cuando me dices lo que te gusta de mí, cuando me inspiras confianza en mí misma. Me gusta cuando me agradeces que siga aquí, aunque soy yo quien tiene que dar las gracias.
Me gusta tu homogeneidad, tus valores, tu sensibilidad y tu dulzura. Me gusta tu amor por la naturaleza, tu afición por la nieve, tu espíritu viajero. Me gustan tus inquietudes por aprender siempre, tu capacidad de superación, tus buenas intenciones en todo lo que haces.
Me gusta como, poco a poco, te voy conociendo. Me gusta cómo me haces ser yo misma siempre, a pesar de las circunstancias. Me gusta como, poco a poco, tú también te vas dejando ver, a pesar de que existan “muros” demasiado infranqueables.
Creo que, simplemente… me gusta cómo eres……

Y muchas más... En un tramo de tiempo que duró... si no recuerdo mal... unos 7 meses. Qué tiempo de compartir cosas, cuántas confesiones, cuántas cosas en común... No puedo dejar de recordarlo con nostalgia, y días como hoy, después de verlo otra vez, aunque haya durado un segundo, sigo recordando cosas que le dediqué en su día...

Te echo de menos aunque nunca haya tenido de ti más atención que la justa.
Te echo de menos porque, sin darme cuenta, fuiste un lugar donde acudir cuando tenía miedo.
Te echo de menos porque, a pesar de todo, la primera mirada entre nosotros fue lo más mágico que he sentido en mi vida.
Te echo de menos porque te convertiste en parte de mis rutinas.
Te echo de menos porque saber de ti era una necesidad.
Te echo de menos porque sólo necesité verte un segundo para saber que podría estar contigo toda la vida.
Te echo de menos porque conocerte me ha enseñado que en esta vida es posible cruzarse con alguien mágico.
Te echo de menos porque la sensación de haberte ido conociendo ha sido simplemente increíble.
Te echo de menos porque, ahora que no estás, acordarme de ti es el más dulce de mis recuerdos.
No sé por qué se acabó aunque en el fondo sí lo sé. Me imagino que no es fácil vivir con eso, sabiendo que no estás haciendo lo correcto, sintiéndote culpable aunque no pasara nada, porque eres una persona tan especial, tan correcta, tan de verdad, que me hubieras decepcionado en el fondo si ahora no tuviera que estar echándote de menos.
Hay sueños que se cumplen y otros simplemente permanecen en la memoria haciéndote sonreír cuando piensas en ellos.
Eres un sueño, eres un ángel, y a pesar de la pequeña gran decepción de tener que renunciar a ti, sé que la vida contigo me ha dado una lección; los sueños siempre serán sueños, aunque en el mundo existan algunas personas destinadas a hacerlos realidad, aunque exista, como en todo, una fecha de caducidad. Y ser capaz de renunciar a ti solo porque es lo que hay que hacer, en este momento es... cómo explicarlo... la sensación más satisfactoria y a la vez la más estúpida que he sentido nunca...
Las dudas siempre generan más dudas... Y en este cuento, la princesa no soy yo.

Tantos meses dan para muchas confesiones, para mucho tráfico de ideas y emociones definidas... Quien sabe dónde queda ahora todo aquello, por qué será que las cosas que parece que van a durar para siempre, de pronto te das cuenta de que han desaparecido... Es ley de vida que el tiempo borre recuerdos, aunque en mí quedan demasiados... ahora lejanos e indoloros, pero siempre, siempre, con ese puntito de... vida.

Tantos días buscando las palabras más bonitas, tantos días intentando encontrar el mejor de los regalos, construyendo frases directas a tu corazón, derrochando sentimientos en cada confesión, en cada línea, en cada intento por seguir mostrándote que existo en este mundo que nos separa con uno de esos muros que parecen infranqueables.
Tantos días pretendiendo llegar al punto de inicio, a volver a tener ese hilo del que tirar… tantos días perdidos? Tantas flores pensadas para quedarme con la más simple, con el regalo más dulce y a la vez más frío. Tantos días y tantas horas llevo esperando una respuesta a las preguntas que han ido apareciendo día tras día, con cada nueva situación en tu vida, con cada paso que has dado y me has enseñado a dar. Tantos días llevo sin saber lo que sé desde el principio, que lo único real en todo esto he sido yo desde el primer día hasta hoy, y tú hasta el día que dejaste de serlo, hasta el día que simplemente decidiste cerrar los ojos y obviar lo único real, lo único de verdad que me has dado.
Tantos días simplemente dejándome ver, intentando brillar en mitad de tanta oscuridad, pero de qué sirve si tienes los ojos cerrados…
Tantos días que se convertirán en muchos más, en todos los días del mundo, porque lo único que sé ahora es que la felicidad está puesta en una balanza imposible de equilibrar, que sólo me deja ver lo que hay puesto a un lado, que me deja sin saber por qué en la peor de las posiciones.
No estás, ni estarás, ni siquiera sé si has estado alguna vez. Sólo sé que lo único de veras en todo esto es simplemente el día que tuvimos el acierto de mirarnos a los ojos, porque desde ese día, desde ese momento en el que todo desapareció, no hay nada más que sentir ni nada más que pensar, solo un juego que nunca lo fue, un libro, una flor y una canción que dice tantas cosas…

Después de la tormenta siempre llega la calma… aunque a veces la calma tan solo trae consigo la visión de nuevas nubes que no sabes qué te depararán, si más días de lluvia o un sol radiante tras ellas…
Las nubes que aparecen hoy frente a mí me traen la brisa, el aire fresco que me hace sentir bien, las ganas de sonreír a pesar de todo y mil dudas por saber qué ocurrirá después, porque ha pasado tanto tiempo desde esta última tormenta, tanto tiempo que me da miedo que vuelva a aparecer.
De pronto otra vez tú, con esa nueva situación a tus espaldas, con una nueva crisis que me enseñas sin saber por qué, con una nueva brecha que abres en mí después de haber cicatrizado. Otra vez tú con tus disculpas, con tus modales, con esa dulzura y ese ángel que te caracteriza. No sé por qué vuelves a traerme las nubes, no sé por qué vuelves a taparme el sol, a cubrirme de dudas o de mil esperanzas.
¿Por qué vuelcas sobre mí la noticia de tu infelicidad? ¿Por qué me enseñas que sigues estando ahí? Decirte adiós fue lo más difícil, asumir la despedida, asumir que no tenía nada que hacer pero, ¿y ahora? ¿En qué posición me deja esta nueva situación?
¿Es mejor vivir en la ignorancia? ¿Vuelvo a tu lista de espera?
No sé hasta cuándo, hasta dónde o hasta qué momento voy a dejar que tu presencia vuele a mi alrededor…
Gracias por volver, aunque siga siendo efímero… Sigo esperando que se corrija tu vida y que, si ha de ser así, me hagas un hueco en ese lugar que… ¿se ha quedado vacío?
No me importa recoger tus pedazos y reconstruirte si te expulsan de la comunidad del anillo. Siempre se puede volver a empezar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...