viernes, 12 de agosto de 2011

Echando el cierre... muchas gracias!!!!!

No es fácil bajar la persiana y echar el cierre sin más, sobretodo cuando lo único que te inunda son las ganas de exponer historias, recuerdos, emociones… No puedo obviar el hecho de que sigo siendo yo, la única razón tras el cristal, la única esperanza que me queda de dejar correr todo aquello que me provoca un cierre precipitado. Lo siendo, dormir ya no es suficiente. Me quedan fuerzas para salir a correr y, aunque a veces aún crea que sigo pisando asfalto, he echado a volar sin remedio, un vuelo bajo, apenas perceptible, me elevo un par de metros del suelo y el aire frío acariciando mis pies me recuerda que sí, que sigo viva a pesar de estar pensado continuamente en echar el cierre.
Y ahora empiezo otro blog, con otros aires, nada de personajes creados a partir de ilusiones, nada de cuentos sin finales felices, solamente yo al otro lado, con lo que soy, con las minucias de mi persona y las grandezas de mi alma. Yo para quien quiera seguirme, a pesar de que no sepa qué contar, aunque sea un inicio absurdo sin demasiado sentido, aunque empiece sin decir nada, quizá, algún día, consiga volver a crear un microcosmos al otro lado de la ventana. Wendy se despide muy agradecida a todos aquellos que me habéis leído, me habéis animado y habéis estado al otro lado, personajes invisibles a los que les debo mi motivación.
Gracias a todos!!
A partir de ahora… nueva vida, este cuento se acabó. Peter Pan volvió a Nunca Jamás, de donde “nunca jamás” debería haber salido y Wendy salió a darse una vuelta, respiró una bocanada de aire mágico y sufrió una amnesia permanente, y en ese momento, a pesar de tanto tiempo y tantas cosas, cuando volvió a cruzarse con Peter Pan (una vez y otra y otra más… y las que le quedan…) sólo veía a un personajillo de sonrisa perfecta que, quizá en otros tiempos, significó algo, pero ahora… alguien se acuerda del cuento??
Mai no és massa tard per tornar a començar…

domingo, 7 de agosto de 2011

Sentimiento residual.

He perdido el sentido de la responsabilidad y la noción del tiempo, que sigue pasando mientras permanezco latente en una especie de burbuja que me aísla. Sigo siendo yo, el alter-ego de Wendy, durmiendo a ratos y dibujando sonrisas en la pared blanca, sigo buscando una razón que explique por qué me eché a dormir sin pensar en nada, sin querer hacerlo, simplemente cerrar los ojos, cerrar la ventana y dejar que los fantasmas habiten fuera, que vuelen sin rumbo, que lleguen a Nunca Jamás y lo invadan todo… Fantasmas… Sí, fantasmas del pasado que de vez en cuando pretenden sobrevolar mi cabeza, que golpean las paredes de mis sentidos y a veces, sólo a veces, se cuelan en mi mente y me recuerdan que siempre fui Wendy, por muchas burbujas en las que me encierre, por muchos días que pretenda dormir del tirón.
He aprendido a caminar a ciegas, a moverme por esta oscuridad fingida, desde el despotismo, desde la nostalgia, desde cualquier rincón en el que sigan habitando, porque no se han ido del todo los sentimientos pasados, esos residuales de los que cuesta desprenderse por completo. Los residuos tóxicos de Peter Pan apenas son visibles ya, siguen disueltos por mi sangre, llegando de vez en cuando al corazón para ser bombeados hacia mi alma, entonces la punzada en mitad del pecho, un suspiro, una bocanada de aire limpio y de nuevo desaparece, se pierde, quizá sale a volar junto a los fantasmas del pasado, y yo, mientras tanto, Wendy de nuevo, me doy media vuelta y vuelvo a dormirme, sé que ya queda menos para volver a ser yo, para sentir otra vez el alma limpia de impurezas, de sueños imposibles de cumplir.
Ahora que Wendy está sola piensa en ella más que nunca, es como si me sentara delante de un espejo y pudiera verme a mí misma en realidad, sin máscaras, sin maquillaje, sin recuerdos, sin Peter Pan abrazándome por detrás, ya no, no existe ni quiero que exista, no hay más, tan simple como abrir las alas y echar a volar, tan lejos, tanto, que el dolor que queda a pesar del tiempo que pase, deje de doler… Quien sabe, tal vez lo consiga algún día, que deje de doler, o que vuelva a doler un poco, quizá así sabré que ha vuelto a revivir esa parte de mí que sabía sentir.

martes, 21 de junio de 2011

La otra Wendy.

Otra vez esta agonía que recorre mi cuerpo, que paraliza los músculos de mi corazón, que hace que deje de latir segundos contados para volver después a acoger de nuevo este ritmo inútil que me mantiene viva. No sé si quiero seguir jugando a este juego, si podré soportar la idea de verle otra vez, de hablar de cosas pasadas, remover historias que no van a dar a ningún sitio, y será así, como siempre ha ocurrido cuando nos hemos vuelvo a reencontrar después del tiempo que nos termina separando siempre… Necesito cerrar esta puerta de una vez, necesito escapar, necesito ser yo y volar lejos, pero no a Nunca Jamás, ese sitio ya no existe para mí.
Peter Pan ha encontrado otro balcón donde posarse, otra Wendy a la que ha llenado de las ilusiones que yo conozco tan bien, otra vez ha descubierto que puede ser capaz de coger de la mano a alguien y volver a Nunca Jamás, sí, otra vez lo ha logrado, porque sabe hacerlo, sabe que su sonrisa tiene ese efecto mágico, y te envuelve en la sensación que él vive día tras día, una sensación de cuento donde se puede llegar a ser quien quieras ser, se puede llegar a volar, se puede conseguir tocar el cielo con las manos y, en pleno vuelo, llegar a ser la persona más especial del mundo. Lo sé, lo he vivido, y a pesar de saber que quizá la otra Wendy será una nueva víctima, siento envidia por ese rato que lo mantiene ahí, buscándola de tanto en tanto para volar mientras, a escondidas, sigue con la vista fija en mi ventana, como quien no quiere la cosa, porque en el fondo es como si quisiera verme ahí asomada, como si necesitara saber que sigo ahí… Y yo no sé si sigo aquí, si realmente seré capaz de cerrar los ojos y seguir con mi vida, no sé si querer tanto puede borrarse alguna vez del todo, si los días conseguirán que el recuerdo de Nunca Jamás se esfume de mi mente, como si nunca hubiera estado ahí… Quien sabe… Tal vez Peter Pan sea solo eso, un niño asustado al que le da miedo admitir que me quiso una vez, que estuvo a punto de abandonar el cuento y enraizar su alma a la mía, a punto ha estado tantas veces ya… Y ahora qué? Me pregunto si seré capaz de soportarlo, si la simple idea de saber de ella ya me produce arcadas… Mañana hemos quedado para hablar… para curar tantas heridas, para abrir otras más importantes quizá, mañana tal vez sea un momento difícil, una ironía, un vuelo forzado en el que no despegaremos del suelo… No sé si seré capaz de vomitar sobre él los sentimientos que me oprimen el pecho y no me dejan respirar, no sé si podré alcanzar la paz que necesito, si tal vez sea cuestión de llorar o hacerse la dura, no sé si podré ser yo, si conseguiré con mi mirada llegar a él, no sé lo que quiero, sin embargo sé que no puedo estar con él, demasiadas cosas rotas por medio, demasiada fragilidad y debilidad mostrada en cada gesto, en todas y cada una de las veces que ha vuelto y le he dejado entrar…
Estoy triste hoy, porque sé que ya no existe, y sin embargo… lo sigo necesitando tanto… Mañana, cuando nos veamos, llegará ese momento, el último en el que nos miremos a los ojos, el primero del resto de nuestras vidas…
Quien sabe… Tal vez lo único que obtenga sea otra dosis de soledad…

lunes, 6 de junio de 2011

Si pudiera...

Hoy más que nunca me doy cuenta de cuánto cuesta dejar ir a alguien a quien quieres… Estos días estamos compartiendo las mañanas en el trabajo y es demasiado extraño, sigo sintiendo esas punzadas en el corazón, cómo me tiemblan las rodillas mientras me cubro con indiferencia total, y trago, a ver si consigo deshacer ese nudo en mi garganta a tiempo, porque no quiero volver a sentir los ojos vidriosos cada vez que nos cruzamos. Fingir la indiferencia es como un castigo, una lucha constante, cuando aparece sé que he de mirar hacia otro lado, cuando se acerca, cuando me habla, soy seca, fría, tanto como él lo ha sido conmigo, y sé que me mira a escondidas, que a veces parece que quiere decirme algo, pero es tan solo un instante que desaparece entre las sombras de mis recuerdos… Cuando está cerca me tenso, como la cuerda de una guitarra, aunque mi sonido no es música, no es nada agradable, me tenso y siento que me rompo un poco, como una cuerda que se va deshilachando despacio, que cada vez está más cerca de partirse en dos, entonces se va y me recompongo, me envuelvo de un buen ambiente, río, sonrío, intento sacudirme su presencia hasta que vuelva a verlo… Qué difícil es esto… Aparento entereza cuando soy frágil, mantengo alta la cabeza cuando quisiera en realidad agacharme e implorar como tantas otras veces, esas en las que he mendigado su cariño, y sé que lo estoy haciendo bien, que estoy siendo fuerte, pero cuesta tanto…. Porque solo quisiera mirarlo a los ojos y decirle que aún le quiero… y qué? La indiferencia, es lo único que queda, tan fría… tan triste… es como una hoja de cuchilla que corta el aire cuando estamos cerca, un nudo imposible de deshacer… Y yo pienso… cómo puede ser así? Cómo puede haberse convertido nuestra relación es esta pantomima extraña que duele todo el rato??
Llego a casa y me lamo las heridas, me acurruco y dejo fluir los sentimientos, me libero de Wendy, un poco, que grita dentro de mí ante la indiferencia, porque no la acepta, porque no quiere ni puede, porque hay días que duele demasiado y es tan difícil…
Él sigue ahí, aparentando una normalidad que no es real, porque yo sé que no está bien, no como yo, que estoy llevándolo peor, estoy segura, pero esta decisión de ignorarnos sé que también le duele, por eso siento cómo me mira a veces, cuando parece que no le miro yo, y así estamos todas las mañanas, aparentando que somos invisibles, ignorándonos cuando en realidad nuestros ojos se buscan disimuladamente, y se provocan encuentros de miradas que acaban por explotar y apartarnos a cada uno a un lado, y ahí, en otro lugar, siento que Wendy me grita al oído que siga, que no aparte mis ojos de los suyos, que parece leer en ellos un atisbo de… de qué? Le digo yo… De una vuelta anunciada…
Qué difícil es todo, cuando sé que llegará el momento en el que vuelva a llamar a mi ventana; tal vez de aquí a un tiempo, porque ahora es todo demasiado reciente, pero sé que volverá, como lo ha hecho siempre… Sólo espero que, cuando eso pase, haya conseguido ser yo otra vez, y ser tan fuerte como para ignorarlo de veras… Ojala… Si ahora ocurriese, si hoy ocurriese… sé que aún caería… Ojala se pudiera borrar el amor en un día… Ojala se pudiera desaparecer o retroceder en el tiempo… Si se pudiera… Lo borraría de mi vida? O pararía el tiempo justo cuando éramos felices? Quien sabe… Hoy estoy rara, es uno de esos días en los que quisiera irme a dormir mientras escucho el sonido de su respiración junto a mí, hoy sé que daría cualquier cosa por un beso y un abrazo antes de irme a dormir, aunque fuera mentira, como siempre… Hoy sólo daría cualquier cosa por sentir su alma pegada a la mía otra vez… Hoy sólo quisiera cerrar los ojos y echarme a volar, y quedarme en Nunca Jamás para siempre… Sólo hoy… Si pudiera…

miércoles, 25 de mayo de 2011

Wendy...

Hace tiempo que estoy medio desconectada de este mundo virtual… No porque no recuerde la blogosfera, no porque la haya utilizado para vomitar sentimientos o haya pretendido encontrar aquí esa válvula de escape que tanto se necesita a veces… Es curioso cómo he cambiado durante este tiempo… Me pregunto si realmente he evolucionado, si me he estancado, si simplemente he dejado de ser yo para convertirme en algo parecido a lo que he querido ser siempre, y es que han sido malos tiempos, han sido y son aún a veces, porque hay cosas de las que cuesta demasiado desprenderse, tantas cosas… A veces no basta sólo con desearlo, es simplemente ajeno a uno mismo, a veces siento que me empeño en despojarme de Wendy y lanzarla donde ya nunca más pueda verla, como si me molestara, como si tan solo fuera un disfraz; no sé si soy consciente de que Wendy y yo somos una, de que el amor una vez me moldeó de tal manera que me dio la forma de esa niña de cuento, me convirtió en esa chica ilusa que está demasiado enamorada como para darse cuenta de que Peter Pan es sólo una ilusión… Ains… Peter Pan… Si él supiera cuántas cosas ha conseguido despertar en mí… si supiera que me he pasado tantas noches imaginándonos siempre juntos… si supiera cuánto ha significado para mí cada minuto compartido, cada palabra, cada roce, cada abrazo, cada mirada… Siento que una parte de mí le querrá siempre, que nos perteneceremos el uno al otro a pesar del tiempo que pase, de las lluvias que caigan, de los mares que consigan ahogarnos, siempre existirá un vínculo, una unión única entre su alma y la mía, un amanecer juntos que permanecerá impregnando nuestra memoria de vez en cuando, consiguiendo que no nos olvidemos nunca… Me da escalofríos imaginar ese momento… lo pienso a menudo, ahora que estoy despojada y triste, más lejos de Wendy que nunca, lo pienso y no sé si quiero saber qué ocurrirá ese día si de verdad ocurre, si conseguimos olvidarnos… lo conseguiremos? Lo conseguiré? No quiero seguir pegada al cristal de la ventana, esta vez no, esta vez me siento bien, por fin he conseguido salir a la calle y dejarme rozar por la brisa fresca, liberando de mí esa capa de polvo que había acumulado después de estar esperándolo tanto y tanto tiempo… Los días y los meses han sido pequeños castigos, punzadas en el corazón, lágrimas nocturnas en las noches de soledad, los días simplemente han ido pasando ajenos a mí, a mis amaneceres, a mis tristezas, a mis luchas internas, las mismas pruebas de siempre, seguir viéndonos cada día sin vernos en realidad. Ahora estamos en ese punto extraño en el que somos invisibles el uno para el otro, nos vemos sin mirarnos, nos ignoramos, y a pesar de todo el daño causado, a pesar de saber que ya no hay ninguna opción, es tan difícil… tan costoso… tan duro… Me siento extraña, un tanto liberada ya que Wendy me oprimía demasiado y no me dejaba respirar, pero no estoy bien, sí que he mejorado pero las porciones de tiempo que tenemos que compartir el mismo espacio me alejan de mí nuevamente y me arrastran, quieren arrastrarme, de nuevo hasta un Nunca Jamás que se ha quedado desolado. Si alguna vez existió, si hubo un momento en el que fuimos felices juntos, ya no existe, ha desaparecido, es tan solo una ilusión que sigo empeñándome de tanto en tanto en sacar del cajón…
No quiero desaparecer ahora que he conseguido volver a ser un poco yo. Quiero volar, quiero abrir las alas y gritar que puedo sobrevivir sin su cariño, que soy una mujer fuerte, libre, llena de tantas cosas que compartir y ofrecer…
Una ruptura siempre duele, siempre deja secuelas, cicatrices, señales en el corazón, el alma turbia durante un tiempo, pero poco a poco sé que conseguiré estar mejor, y cada día me descubriré sonriendo, dándome cuenta de que ha ocupado menos tiempo en mis pensamientos, poco a poco lo iré dejando ir, le permitiré volar donde quiera que él desee, pero lejos, siempre lejos de mí, donde ya no pueda hacerme daño, donde ya no quede ni rastro de Wendy…
Quiero volver a ser yo, ser feliz…
Gracias a todos los que me habéis leído durante este tiempo, a los que habéis sentido mi dolor, a aquellos que sólo pasaron y se fueron, a los que se quedaron y compartieron unas palabras conmigo, a los que nunca han dicho nada… quien sabe, tal vez haya sido una válvula de escape para alguien también.
No me voy, no es una despedida, Wendy se queda aunque de otra forma, Wendy siempre formará parte de mí, porque la quiero tanto, le quiero tanto que aunque siga doliendo, sé que prefiero guardarme su presencia para, de tanto en tanto, encerrarme en mí misma y volver a sentir, aunque sólo sea por un segundo, el calor de un beso, el recuerdo de sus ojos mirándome, el amor que siempre vivirá en mí… Te quiero Peter Pan, vuela…

martes, 26 de abril de 2011

Soledad.

No sé por qué sigo fracasando una y otra vez… Hoy me siento triste, derrotada, como si llevara una piedra enorme atada al cuello y me arrojaran al mar… Hoy me falta el aire, tengo un nudo en la garganta que me asfixia, no sé si es porque me siento sola, porque tengo miedo, porque me doy cuenta de que nadie está ahí en los momentos importantes, porque cuando tengo un problema nada importa, sólo yo, porque a nadie le importa cómo esté o lo que pueda necesitar… Y vuelvo a lo mismo, a cuando sólo he necesitado un abrazo y no he obtenido respuesta, otra vez así, otra vez dolor, otra vez el abandono… Sé que no le quiero, que nuestra historia es como una goma que se tensa demasiado y yo sigo tirando de ella a veces, tiro tanto que él la suelta de repente y me golpea en la cara, me deja magullada, herida, dolorida y tirada en el suelo mientras sólo tengo ganas de llorar… Otra vez me siento vulnerable, otra vez soy una loba que huye, que no es capaz de afrontar su verdadero yo, que se esconde en cualquier lugar oscuro, que escapa de todo, que se ha acostumbrado a que nadie la quiera.
Hoy tengo más tristeza acumulada que nunca, será porque quema demasiado la ignorancia, la indiferencia, la agonía de sentirme ridícula, inútil, maltrecha… Sólo lloro para mí, en mi soledad, en mi rincón, donde nadie puede verme u oírme, donde nadie tenga la estúpida tentación de consolarme, otra vez el orgullo que me obliga a levantar la cabeza mientras me seco las lágrimas para enfrentarme al mundo otra vez.
Quisiera irme a dormir esta noche y quedarme en la cama durante semanas, meses, años… y volver algún día a la realidad cuando ya todo se haya borrado, cuando el tiempo no exista y los problemas se hayan teñido de otro color. Quisiera desaparecer y esconderme, no ser yo, ser capaz de dejarlo todo, de correr hacia otro horizonte, de olvidar que no estoy bien, que los malos tragos que paso sola son pequeñas heridas incurables, pequeñas grietas en mi corazón, grietas imposibles de reparar, demasiado profundas, absurdas… Está claro que los malos tragos los tengo que acabar pasando yo sola, porque ni siquiera mendigando puedo obtener un abrazo de esa persona que era especial para mí, y hablo en pasado porque el dolor que siento es tan agudo, tanto, que se confunde con la esencia, con la magia, con el sentimiento que le he profesado siempre.
Él no me quiere, me hace daño de forma intencionada, me va destruyendo poco a poco para reconstruir después los pedazos que quedan de mí, simple entretenimiento para acabar conmigo después, y ya no sé si quedan retales que unir, ya no queda nada, sólo dolor, vacío, un paraje seco, sin vida, no hay nada… Porque el lugar que deja el dolor es mínimo, lo ocupa todo, lo transforma, enmascara los buenos momentos y de tanto en tanto fluye, cuando estoy sola, fluye de mí y me libera en parte.
Hoy estoy más triste que nunca, hoy quisiera perderme, dejar de ser yo, dejar de ser…

viernes, 15 de abril de 2011

Triste...

Hoy tengo ganas de encerrarme antes de tiempo. A pesar de que los días ahora son más largos, a pesar de que entra aún la luz que lucha por mantenerse antes de abandonar otro día más, cierro las persianas, no quiero seguir viendo el resplandor de un atardecer, quiero que este día acabe, quiero que entre la noche sin avisar a mi casa, que sea como si fuera ya la hora de irme a dormir y así dejar de sentir la tristeza de hoy, las carencias, las decepciones… Hoy ha sido un día duro, porque otra vez me ha tocado volver allí, otra vez lo mismo, la misma historia, que parece que no quiere terminar nunca. Otra vez la consulta, las esperas, otra vez lo desagradable del momento, que me quiten una parte de mí en una camilla fría y otra vez la incertidumbre, la espera, otro mes más pendiente de resultados… Estoy cansada, estoy estancada… no avanzo, no retrocedo, no sé qué quiero o qué puede ser mejor…
Y la tristeza de saber que a él no le preocupa… es lo más duro del día de hoy…

jueves, 7 de abril de 2011

Otro adiós que no es más que un hasta luego.

El aire que me rodea, que me envuelve, que penetra en mis pulmones con cada bocanada de vida que le otorgo a mi cuerpo, ese aire denso de color lejanía, de sabor agridulce, sigue oliendo a despedida. Me despido de ti desde este territorio con tintes obscenos que dibujan nuestros cuerpos entre las sábanas de mi cama, me persiguen de noche tus caricias y me imagino aún entre tus brazos a pesar de saber que es la gran mentira de siempre…
No existen más razones, sólo despedidas, que pesan y se adhieren a la piel como sanguijuelas, y me chupan la sangre a escondidas, dejándome aturdida después de cada encuentro… Quiero seguir abrazándote y recorriéndote despacio, hundiéndome, ahogándome en ese olor tuyo que me traspasa, se me cuela en cada rincón, me produce vértigos, me hace caer a mil por hora por un precipicio donde el final no es más que eso, otra despedida sabiendo que no lo es… Me dices que seremos amigos algún día y yo no sé si creerte, porque sigo imaginando en cierta medida que aún habitas en mí de forma perenne, y no quedan opciones ni motivos, tan sólo otra despedida. Quien sabe si esta vez lo sea de veras, porque me he molestado en recordarte que quedan pocos días para un supuesto aniversario que tampoco es real, y hemos bromeado entre silencios incómodos, parece mentira, tanto tiempo ya…
Despedida, eso es lo único que queda, la última despedida, el último encuentro entre mis sábanas, un día más para tocar el cielo mientras siento que no eres tú, que te alejas tan rápido que he pedido la noción de la distancia y el tiempo no es más que un enemigo que te ahuyenta más de mí. Te quiero sin quererte, porque sé que no hay entre nosotros ya nada, sólo esta despedida que sí, tal vez sea la real, la última, la despedida exacta, la perfecta, la que no necesita que fluyan otras más tras ella… Despídete de mis noches, de mi luna, despídete de ese momento en el que mirarnos es lo único, en el que tú y yo no existimos, y Wendy y Peter Pan permanecen unidos en una página del cuento imposible de pasar. Te pierdo con la despedida, lo sé, te dejo volar mientras siento que te alejas apenas sin mirar atrás, y me pregunto si volverás, más como un ritual que otra cosa, porque siempre lo hago… Y es que siempre vuelves, siempre… Y tal vez cuando exista otro regreso yo ya no esté ahí, o tal vez sí, pero no con el corazón abierto de par en par.

miércoles, 6 de abril de 2011

Turquía.

Caminando por la mágica ciudad, que te obliga a pasear por sus calles respirando hondo, captando la esencia, transportando hasta los pulmones aires picantes, inundando la vista con colores que se entrelazan formando alfombras, tapices, innumerables puestos y objetos que resultan ser una explosión para los sentidos.
Los días despejados allí son como baños de oro, donde el cielo azul de la ciudad, el reflejo de los rayos sobre cúpulas doradas… todo ofrece un espectáculo que hace empequeñecer, que minimiza tu persona ante tal grandeza…
Qué enriquecedor resulta viajar y mezclase con otras culturas, con otros habitantes de este mundo de locos, cada cual luchando por sobrevivir, por hacerse un hueco, por ofrecer la riqueza de un país lleno de historia, de magia, de contrastes…
Quizá vuelva en alguna otra ocasión, pues al perderme por los callejones de Estambul, sin rumbo, sin mapas, sin reloj, ni prisas… lo único que sentía en mi interior es una sensación plena de libertad, de ser capaz de caminar a mi aire por ese lugar desconocido donde no llegan los ruidos de una crisis que nos sobrevuela, sin sentirme esclava de unos sentimientos no correspondidos, sin pertenecer a nadie, sino tan solo yo misma, perdida, sin querer que nadie me encuentre… Tal vez vuelva sólo por eso, porque conseguir por unos días desaparecer no tiene precio…

miércoles, 30 de marzo de 2011

Retales de un sueño

Cómo cambian las cosas… Cómo un juego se convierte en dañino, sobrepasa los recuerdos, congela emociones, desborda sentimientos y los convierte en la miseria de una indiferencia extraña, fría, gélida, totalmente factible, porque así estamos ahora, así vamos teniendo encuentros fugaces sin razón, sin pararnos a pensar a qué estamos jugando, si es posible seguir mareando una historia acabada por el simple placer de estar juntos de vez en cuando. Me marea un poco, me aturde, sé que él ya no está en mi vida, que no volverá para quedarse, que a pesar de que llame a mi ventana de vez en cuando, a pesar de abrirle siempre, Peter Pan hace mucho que ya no es nada mío, no queda ni un triste vínculo, nada… Y la sensación de vacío es extraña, pesa mucho, corroe mientras libera el alma, y deja escapar a pequeñas dosis sueños ajenos, aquellos de los que llevo tanto tiempo sobreviviendo…
Ahora las cosas son distintas, apenas hablamos, nuestros encuentros son como juntar dos imanes, nos entrelazamos, nos hundimos el uno en el otro, nos miramos sin que haya restos de miradas pasadas, nos comemos la vida, no podemos controlarlo, no queremos separarnos, es como una fuerza interior que nos une, me pregunto si serán nuestras almas que aún se llaman a gritos desde algún lugar recóndito, desde donde ya no se pueden oír… Él suele abrazarme con fuerza, poseyendo cada rincón de mi ser, buscando en mi corazón, en cada hueco de mi vida, adentrándose en lo más profundo de mí y dejándome exhausta, ya no hay despedidas, no existen, no quedan motivos para separarse, para dejar que ese momento acabe, y sin embargo siempre se pasa, siempre las agujas del reloj caducan ese encuentro, y después ya no queda nada, sólo mirarnos de forma extraña, apenas sin decirnos nada, no queda ya de qué hablar, se han consumido las palabras, se han perdido en algún lugar, quizá en aquella parte del camino en la que caminábamos juntos, cuando éramos felices, ese lugar que queda tan lejos que apenas puedo verlo aunque fuerce la vista…
Viene y se va, como las olas del mar, dejando un sabor salado en mi boca, o dulce, no lo sé, quizá respire tranquila cuando marcha porque sé que va a volver, quizá siempre voy a esperar pegada al cristal de mi ventana, quizá nunca deje de ser Wendy aunque Peter Pan se haya convertido en un extraño.
Me duelen las manos cuando se separan de su piel, y si embargo, sé que no es mío y me da igual, no lo quiero tener porque ya no es él, sólo quiero jugar a sentir de vez en cuando, sólo quiero recordar que una vez lo quise tanto que el resto del mundo daba igual.
Lo que tengo ahora… sólo retales de un sueño…

jueves, 17 de marzo de 2011

Cuestión de respeto.

Lleva tiempo dando vueltas esa idea en mi cabeza… Me retumba como una melodía a un volumen desconmensurado, como una alucinación que me palpita en las sienes, como si quisiera enraizarse en el alma, como un ave que sobrevuela una presa dócil e indefensa… Me persigue, me desvela, me tortura… No puedo pensar en otra cosa, y cada vez me siento más mísera, más ruin, más miserable, por la desdicha de ser humana, de pertenecer a esta raza manchada de sangre, de intolerancia, de especismo, de brutalidad… Y mientras tanto, mientras me avergüenza mi especie, más fijo mis ojos en “razas inferiores” que para mí no lo son. Cada día soy más consciente de que no quiero vivir más en la ignorancia, de que la barbarie y la frialdad de un ser humano no son comparables con nada, que en tanta gente hay esa carencia de corazón, de sentir, son como autómatas, rocas, trozos de hielo, insensibles… No quiero pertenecer a esa especie, no quiero contribuir a tal masacre.
Y desde aquí, cada vez con más fuerza, la idea me acompaña, no me deja dormir, me evoca asco, me dan arcadas sólo de pensar en la dureza de tantas situaciones… Alguien dijo una vez que si las paredes de los mataderos fueran de cristal, todos seríamos vegetarianos… Y sé que es cierto… Por qué cerramos los ojos? Está sucediendo… la brutalidad, el creernos seres superiores cuando no somos más que insignificancia en este mundo, nos creemos con derecho de decidir sobre la vida de otras especies, explotarlas para nuestro propio consumo, masacrar y torturar, nos horroriza lo que hicieron los nazis y no nos damos cuenta de que para los animales, eso es lo que somos los humanos… Me da escalofríos pensar en cómo pueden vivir tantos millones de animales, cómo ya nacen marcados por un destino atroz, cómo les arrancan la piel aún vivos, cómo experimentan con ellos de formas inimaginables, cómo son sometidos a torturas sin ningún tipo de compasión ni respeto…
La vida, eso es lo que promuevo, lo que quisiera manifestar con esto… La vida… sólo quiero respetar la vida en todas sus variedades, y ser consciente de que la capacidad de querer, sentir, amar, doler, estar triste… todo eso no es exclusivo de la raza humana.
La peor especie del mundo somos nosotros… Ojala llegue el día en el que el respeto por la vida sea el motor que nos mueva… Yo lo intento cada día, he empezado a dejar de comer carne, de consumir productos derivados de la matanza y la explotación animal, ya no compro las marcas que experimentan con animales… Sé que no es mucho, que es una actitud que nada cambia, que todo va a seguir siendo igual, pero yo no puedo contribuir, no puedo irme a dormir por las noches después de ver lo que está ocurriendo, porque en nuestra mano está no vivir en la ignorancia y ser conscientes de las realidades, que lo que a veces nos venden no son más que cortinas de humo y que el dolor es tan intenso, tanto, que aún me pregunto cómo puede haber gente que permanezca indiferente…
Quien maltrata a un animal, posiblemente maltrate a su pareja, a sus hijos, a sus congéneres… quien es capaz de no respetar la vulnerabilidad, la indefensión, la vida, para mí, es simplemente un monstruo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Llueve.

Lleva días sin parar de llover… Me pregunto por qué el cielo se empeña en estar gris, por qué las nubes negras siguen sobre mi cabeza, por qué el mar ha adoptado ese color plomizo y apático, inerte, ni siquiera el oleaje producido por el viento parece darle vida… Los días grises son habitualmente tristes, y yo me pego a mi ventana mientras caen las gotas dibujadas en el cristal, y pienso… pienso en la soledad de los días de lluvia, en las noches frías, cerrar los ojos y dejarme guiar por un sueño pasado por agua, por tormentas infinitas, por amaneceres que parecen a punto de cobijar la noche… Es curioso lo que puede inspirar la lluvia, las cosas que puede traer consigo, la tristeza, la nostalgia, pura melancolía que quizá se esfume cuando salga el sol, quien sabe, quizá se trate solamente de otro invierno más en la ventana, otro día de fingir que no me gustan las tormentas, suspirar mientras me alivio con lágrimas turbias, mientras acepto una soledad marcada de nubarrones y aguaceros tímidos e insulsos… Y salir a la calle y sentir cómo el agua humedece mi pelo y penetra en mi cabeza, cómo cala hasta los huesos, hasta los recuerdos los tengo empapados ya, y sé que por mucho que siga mirando a horizontes ajenos, por mucho que la lluvia forme esa fina capa de turbidez a mi alrededor, no puedo esconderme, no puedo apartarme, no queda nada más, sólo lluvia, fría y limpia, lluvia de sueños tristes, de echar de menos sin hacerlo realmente… Sigue lloviendo y yo, desde mi ventana, continúo mirando al cielo esperando que nuevamente salga el sol, porque, eso sí lo sé, siempre vuelve a salir…

jueves, 10 de marzo de 2011

Recordando(te).

Estos días en el trabajo están resultando ser pequeñas representaciones absurdas que chocan contra cualquiera de mis sentidos, porque volvemos a lo de antes, a como cuando no éramos nada y nos reíamos de todo, cuando nos llevábamos bien… Estos días parecen estar ya a años luz, y ahora los restos de nuestra felicidad son extraños, porque apenas nos salen las palabras, ni sabemos qué decirnos, quizá por tantos pares de ojos puestos en nosotros, por ver cómo vamos a reaccionar cuando nos crucemos… No es fácil, reconozco que me cuesta un poco porque todo está lleno de ti, de nosotros, todo es un decorado de nuestra historia, de nuestros comienzos… qué tiempos… y ahora no son más que leves y tímidas sonrisas que se escapan cuando acertamos a mirarnos a los ojos si encontramos un segundo en el que nadie nos mira… entonces nos miramos, sonreímos, quien sabe qué estés pensando en ese momento, yo pienso en cuánto te echo de menos, pienso en dónde estará ese chico que me hacía feliz, y solo veo una sombra, alguien con tu cara y tu sonrisa, sí, pero muy lejos de ser tú… Quizá sea una utopía volver a enamorarme de ti, porque sé que no quiero hacerlo, que prefiero cerrar los ojos y echarme a dormir, pero aún así, ahí sigues, recordándome cada vez que te miro que hubo un día en el que me prometiste que nunca dejarías de volar conmigo…

lunes, 7 de marzo de 2011

Insignificantes ratitos contigo.

Estos días me siento extraña por seguir siendo yo, sin disfraz a pesar de estar en mitad de carnavales, esta vez parece que sólo me disfrazo de Wendy de vez en cuando, porque ya me da un poco igual el vuelo incierto de este Peter Pan absurdo, que va y viene sin saber lo que quiere, que siempre acaba volviendo a mí, siempre, no sé si cuando se cansa de volar, no sé si realmente me eche de menos, quien sabe… Hay cosas que es mejor no preguntarse, simplemente hay que vivirlas, dejar que fluyan los momentos, que pasen de la mejor manera aunque sea extraño… Él sigue sobrevolándome, acariciando el aire que respiro, pegado al cristal de una ventana que siempre abro, una y otra vez, porque quiero hacerlo, porque sé que ese ratito volvemos a volar juntos y vale la pena… No sé si tal vez Nunca Jamás sea tan solo fruto de un sueño, de un estado de añoranza, de un momento de nitidez o de cordura que se esfuma entre recuerdos que ya no saben si lo son o si se han convertido en presentes insólitos, en abrazos tardíos, en nuevas noches en vela de mirarnos a los ojos, y parece que todo ha vuelto a empezar otra vez, este juego estúpido, esta sensación de tirar por la borda el tiempo, ese abrir las alas y darte cuenta de que se te ha olvidado volar…
Esta vez Wendy sonríe por dentro, esta vez ha dejado de ser una niña y vive sin más la historia de un regreso entre mentiras y deseo, entre abrazos regalados y, sobretodo, entre nubes que dejaron de borrar la estela que dibujaban nuestras figuras alzándose en vuelos ávidos de sueños por cumplir. Esta vez te tengo sin echarte de menos, porque no estás aquí, ni quiero que estés… Esta vez me duermo contigo al lado, escuchando tu respiración y sintiendo que, a pesar de haber sido tú y yo, aunque una vez fuimos uno, ahora sólo quedan partículas que barremos de vez en cuando para reconstruir, por tiempo limitado, el recuerdo de un sueño… No me duele que, por la mañana, vuelvas a abrir la ventana y eches a volar.

martes, 1 de marzo de 2011

Irremediable...

No sé si se trata de barrer las migajas de una relación, ir recogiendo los jirones de piel que quedan, los pequeños fragmentos del amor esparcidos por el suelo, no sé si es lo mejor para restaurar recuerdos partidos o ilusiones rotas, quizá sea por eso que me ha dado por recomponer un vuelo que ya tenía olvidado y, sin querer, he vuelto a caer en las miserias de una relación absurda, de no quererlo ya pero no poder dejarlo ir. Es contradictorio, ambiguo, ilógico, es simplemente irremediable, porque he vuelto a caer en redes frías, he vuelto a hundirme en mares revueltos, otra vez, sólo por un abrazo, por una noche más, por un sueño acompañado… No sé, no me siento mal, no me siento extraña, no me duele ni me quema el corazón, ni siquiera estoy triste, nada de eso, sigo bien, íntegra, a pesar de una noche con él que ya estaba más que escrita, otra vez en las estrellas y en la luna, otra vez para volver a levantarse por la mañana y seguir cada uno con su vida… Otra vez, esta vez… Sin vínculos.

jueves, 24 de febrero de 2011

Coleccionando últimos abrazos.

Más hojas del calendario que siguen cayendo otra vez en la más fría ausencia de tu nombre, otra vez la sensación de echar de menos una historia que estaba enterrada, porque sí, ya ha dejado de preocuparme que los días sigan pasando y no haya vuelto a saber más de ti… Lo supe desde que me llamaste, desde que nos vimos y nos abrazamos, supe que sería efímero, que tan sólo duraría unas horas mágicas y remotas, ajenas a la realidad, porque mi realidad ahora es diferente, no entras en ella, y al colarte así me devuelves con brusquedad a los recuerdos, a las mismas cosas de siempre, a saber que en el fondo siempre te estaré echando de menos aunque de forma inconsciente, porque siempre serás tú, quiera o no, siempre la única persona que consiguió romper la coraza y llegar a mi corazón…
Ahora me toca enfrentarme otra vez a tu vuelta a mi turno… De nuevo las mañanas en el hospital estarán llenas de esa sensación extraña sabiendo que podemos cruzarnos en cualquier momento, quien sabe, quizá se convierta en la única forma de poder volver a ser amigos algún día, si es que eso es posible… Y contra todo pronóstico no estoy triste, solo extraña, un tanto ajena, luchando con esa punzada que me da el corazón cuando me acuerdo del último abrazo… porque tantas veces he pensado que ese era el último… y siempre acabas volviendo, de nuevo a mi vida, de nuevo a mi realidad, desde un Nunca Jamás que, lo siento, se me ha quedado demasiado lejos…

lunes, 21 de febrero de 2011

Peter Pan en mi ventana...

Es increíble como el paso de los días y los meses siguen trayendo nuevas brisas, nuevos aires que no son más que pasados disfrazados, que se esconden bajo lunas rojas, tristes, porque hoy la luna estaba algo triste, quizá por vernos se ha escondido un poco tras nubes invisibles, de esas que pasan desapercibidas en mitad de la noche. Y el cielo estaba raso de estrellas, y las olas del mar tocaban una melodía a nuestro paso, como un susurro, como una canción inventada en un momento sólo para nosotros, para acompañar este paseo sin sentido, porque no es más que eso, lo sé, por mucho que note acelerado el corazón, por mucho que el momento siga golpeando mis sentidos y yo apenas lo aprecie, porque sé que no tiemblo por el frío, que apenas controlo ese nudo en mi garganta… Es así, ahí estamos tú y yo paseando sin rumbo, hablando por hablar sin saber qué decirnos, sin querer romper el silencio o dejando escapar palabras sin conexión, sin nada más que nosotros mismos libres de disfraces, de sentimientos que ya apenas existen, qué extraño, qué triste y a la vez qué mágico, irreal, vacío, hueco de todo y lleno de ti y de mi, de nuestros momentos, de nuestra historia cuando aún lo era…
Hoy no sé si volver a verte ha sido buena idea, tal vez fuese lo que de verdad necesitaba para sobrevivir, para escapar de esta espiral que no me deja salir desde hace tiempo, tal vez haya sido lo mejor, tal vez no… No puedo seguir escapando de un recuerdo que evoco una y otra vez y en ese momento, justo cuando ya no pensaba en ti, vuelves a llamarme, y otra vez nos vemos y me coges de la mano cuando menos me lo espero, y me abrazas y volvemos a hablar de las mismas cosas otra vez, de todo lo de antes, de lo que éramos y de lo que podríamos haber sido juntos si tú fueses de otra manera, si aún pudieras luchar contra el espíritu de Peter Pan que no hace más que apretarte cada vez más fuerte…
Me dices que sigo siendo especial, que querías llamarme hace tiempo, que pasas tantas veces por mi puerta y no te atreves a picar… y yo dejo volar un por qué tímido que se escapa de mi boca sin rumbo, porque no espero respuesta, porque sé que no la hay, que ya no queda nada más entre nosotros, y la magia ya se ha quedado fuera esta vez, a pesar de haberte vuelto a abrir la ventana… Y nos hemos medio reído cuando me decías que sabías que Wendy acabaría casándose con otro y siendo feliz mientras Peter Pan se pasaría el resto de su vida lamentando haberla perdido… Risas envueltas de miradas tristes, de roces de mano y de despedidas que nunca llegan a serlo en realidad…
Y tantos momentos ha habido que te hubiera besado… Pero no lo he hecho, no lo hemos hecho… Aunque sé que podría haber pasado de todo otra vez, y aunque sí me hubiera arriesgado a acabar hecha pedazos, esta vez no ha sido así, y nos hemos despedido como dos amigos, con un abrazo de esos que te erizan la piel, sintiendo tu cuerpo pegado al mío, hundiendo mi cara en tu pelo largo, oliéndote la piel mientras sentía como también hacías lo mismo… Qué pena tener que dejar pasar una historia así por meros miedos, por tonterías, que en el fondo es lo que son, y renunciar a ser felices como ya lo hemos sido… Y sé que nos estamos echando de menos siempre, pero aún así, la distancia y las miserias de tantos miedos acumulados han acabado por desarmar este amor limpio que se ha quedado olvidado en algún rincón entre mi ventana y Nunca Jamás.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Vocación de mudanza?

Hay días que quisiera cambiarlo todo, cambiar el rumbo, cambiar de vida, amanecer con otro cuerpo y otra cara, en otra cama, quizá también sola como ahora, quizá con alguien a mi lado, da igual, sólo quisiera ser otra persona en otro mundo, con otra mirada, no sé… No es una crisis ni un momento de bajón, es simplemente que días como este, cuando a veces ves que a tu alrededor todo parece desmoronarse, sabes que sólo bastaría con desaparecer…
Amo mi día a día, mi profesión me llena de momentos preciosos, de ilusiones, de sentirme realizada y bien conmigo misma, sin embargo también hay momentos en los que no puedo más, y quiero volar, desaparecer y convertirme en pájaro, y simplemente volar muy alto y muy lejos de días caóticos como hoy. Me da pena muchas veces que el sistema funcione tan mal y que una profesión como la mía acabe convertida en harapos de desilusión, en luchas sin espadas, en guerras imposibles de vencer; es todo tan… triste… a veces gris, muchas veces de demasiados colores, y en mitad del caos extremo, una luz que quiere seguir brillando dentro de mí, la vocación, que me recuerda por qué escogí este trabajo, quien soy y qué hago, cómo puedo vencer a esta sensación de tristeza, de querer dejarlo todo y abandonar, dejar de hacer lo que se me da bien… Ojala pudiera saber por qué, pues las razones ya no existen y los días se convierten en monotonía, en rutinas a golpe de reloj, en demasiados frentes abiertos a veces, y cuesta mucho hacerse un hueco para salir adelante, para, simplemente estirar el cuello y poder respirar…
Hoy quisiera cambiarlo todo, olvidar lo único que me da vida y convertirme en cualquier otra cosa, porque estoy cansada de seguir sobreviviendo a días como hoy, sin más realización que haber conseguido acabar el día, sin más…

lunes, 14 de febrero de 2011

Por una milésima de segundo.

Si lo llego a pensar una milésima de segundo más, lo hubiese hecho… Antes de irme he estado a punto de ir a ver a Peter Pan en un ataque de debilidad promovida por este día fatídico de los enamorados… He estado a nada de suplicarle un abrazo, una sonrisa de las de antes, de aquellas que me regalaba cuando su alma y la mía vivían juntas, cuando éramos uno solo y las canciones sonaban mientras nos mirábamos a los ojos… Y estoy triste hoy, a pesar de saber que es una tontería, que es tan solo un ataque de morriña que se me pasará pronto, aún así, no puedo evitar sentirme así, porque lo echo de menos, no sé si a él o a la sensación de sentirme querida, no sé si será que confundo las cosas, tal es la estela que ha ido dejando el paso del tiempo… Creo que lo único que queda soy yo misma recordando historias que ya dejaron de latir, y no por él, ni siquiera por mí, es tan solo que necesito un abrazo, de esos que te transportan a Nunca Jamás sin levantar los pies del suelo…
No sé qué hubiera pasado, qué hubiese sentido, quien sabe, seguro que no hubiera habido palabras, que se han agotado ya todas las cosas que teníamos que decirnos, que no queda nada más que un muro de hormigón entre nosotros, es así de frío y triste, así de extraño… Me pregunto qué hubiera pensado él si me ve aparecer de pronto, sin nada que decir, sólo demandando un abrazo por los viejos tiempos, porque quizá sea esa mi carencia, tal vez el único motivo que tengo para acordarme de él…
No sé lo que quiero tener, sólo sé lo que quiero sentir…

jueves, 10 de febrero de 2011

El alter-ego de Wendy.

Sé que Wendy navega en mares revueltos, sigue yendo un poco a la deriva aunque vislumbre islotes a los que se aferra de vez en cuando. Wendy se ha mojado los pies y tiene frío, porque las noches de soledad cuestan, porque las tormentas a veces caen a pesar de cielos despejados, tormentas en el corazón, de esas que congelan los sentidos y hacen echar de menos momentos absurdos…
Wendy no sabe ya cómo seguir, si remar sola, si dejar que alguien navegue con ella… La vida es injusta, y ella sabe que los momentos que vienen son extraños, raros, llenos de sensaciones que no se pueden explicar.
No sé, creo que es justo que rehaga su vida aunque no así, de esta manera forzada, de no significar nada, tal vez sea que Wendy aún quiere ser feliz y de vez en cuando todavía, algunos días aislados, se asoma a la ventana, pero ni rastro de Peter Pan ni de su estela en el cielo, esta vez creo que ya no volverá más, qué va, que el tiempo en mundos mágicos es tan efímero como lo fueron ellos dos juntos una vez.
Pobrecita Wendy, que no quiere sobrevivir a esta tormenta… No quiero seguir luchando contra un recuerdo, contra un sentimiento que ya no existe, no quiero seguir inspirándome en este desamor estúpido, que congela las ideas y cambia el rumbo de los corazones. No quiero pelear contra la sandez de ser yo misma cuando no hago más que esconderme en personajes inventados con historias de verdad… Esta vez soy yo sin disfraces, sin más motivos ni colores, sin escenarios de fondo, sin él a mi lado… Soy yo sin más, con lo que tengo, lo que espero y, sobretodo, lo que soy.

lunes, 7 de febrero de 2011

Caos emocional.

Qué extraña la realidad cuando no haces más que aferrarte a una fantasía, a un momento que no existe… y es que da igual, porque todo tiene esa innata capacidad para derrumbarse en un momento, el mundo sigue girando sin parar y tengo vértigo, no quiero levantar la vista de mis pies fríos… Me pregunto por qué me sentiré tan extraña, por qué soy capaz de arrepentirme cuando no hay razón para ello, porque quiero llorar o desaparecer, porque no hay ya nada más a lo que aferrarse, sólo el recuerdo borroso, la melancolía, los sueños a medio cumplir… No, no hay nada más, sólo silencio, oscuridad, y las lágrimas ya no saben salir y las noches ya se han quedado sin estrellas, porque a pesar de haberlo intentado, me doy cuenta de que no puedo, no soy capaz de resurgir de unas cenizas aterciopeladas, no me sale volver a ser yo sin más. Me quedo sombría en un rincón de mi memoria, donde los ángeles aún duermen y las mañanas son de papel; y los recuerdos… bueno, esos son los únicos intactos, los que perduran, los que aún a día de hoy aparecen de vez en cuando para arrojar luz a esta existencia absurda, a locuras que no llevan a ningún sitio… Y en mitad de tal caos emocional intento colarme en otras camas y descubro que la magia la dejé contigo, y me doy cuenta de que es ridículo dormir abrazada a alguien que no me hace sonreír como tú…

jueves, 3 de febrero de 2011

Rotos.

Hoy me he puesto a pensar en la cantidad de corazones rotos que habrá por ahí, vagando sin rumbo fijo, recogiendo pedacitos, restos de emociones tiradas por el suelo… Los corazones rotos son temporales que arrecian la estabilidad, son como empujones al vacío, como hundirse en corrientes imperfectas, dejan heridas profundas que sangran durante un tiempo limitado y a su paso dibujan cicatrices que, tal vez, siempre mantengan un punto de dolor… Un corazón roto siempre será un corazón capaz de volver a sentir…

miércoles, 2 de febrero de 2011

Escribiendo... liberando...

Es curioso cómo puedes llegar a abrir tanto el corazón en un sitio como este… Nunca lo imaginé cuando empecé con este proyecto de escribir un blog, y aunque sí es cierto que al principio me propuse escribir alguna reseña cada día, reconozco que he ido espaciando un poco las entradas, quizá porque no tenga tantas cosas que contar, o tal vez por tener siempre las mismas historias rondando mi cabeza… Sigo intentando conocerme a mí misma todos los días, aprendiendo de la vida, de las experiencias, y descubro que, al leerme a veces, cuando me da por ahí y repaso entradas antiguas, me doy cuenta de que es posible revivir momentos, recordar sonrisas, notar punzadas en el corazón… La vida es fragilidad, dulzura mezclada con demasiadas cosas amargas, y en mitad de las rutinas, del caos de muchos días, cuando estoy desbordada por problemas o soledades, sentarme y contarlo parece aliviar un poco ese peso… Hay días que cuesta más que otros, pero siempre consigo liberar un poquito más el alma al poder expresarme y, más aún, al saber que al otro lado siempre puede haber alguien que se emocione, que pueda aprender algo, o que, simplemente, me coja de la mano virtualmente y me haga sentir el efecto de un abrazo reparador…

martes, 1 de febrero de 2011

Premio!

Me emociona haber recibido un premio, muchas gracias Isabel Mª, me ha hecho mucha ilusión… Cuando empecé con el blog no pensaba que nadie acabara leyéndolo y mucho menos encontrar yo otros mundos por descubrir, tanta gente con tantísimo talento, anónimos, capaces de contar y expresar de esta manera tan limpia… Me gusta escribir y leeros, y os agradezco a todos los que habéis pasado, a los que comentáis y a los que os habéis quedado… Gracias por aguantar mi etapa de bajón, mi desamor, mis malos momentos… todo mal trago pasa más rápido y mejor siempre si hay alguien al otro lado.

Bueno, tengo que contar siete cosas de mí… a ver…
-         soy demasiado soñadora
-         me gusta mucho dormir
-         adoro sentarme en la arena y mirar al mar sin pensar en nada (es mi válvula de escape)
-         cuando quiero de verdad, quiero demasiado, y me vuelvo vulnerable
-         me encanta cocinar y hacer experimentos
-         mi color favorito es el verde (esperanza??)
-         amo los animales y estoy totalmente en contra de cualquier tipo de maltrato animal

Y le paso este premio a… estos 10 blogs!

http://hermosadecadencia.blogspot.com/  (por tu originalidad y tu capacidad para encoger corazones…)
http://sophiaquierevivir.blogspot.com/  (porque me siento identificada en muchas cosas y me encanta el club de los mojitos)
http://noquieromascitas.blogspot.com/  (porque en el fondo… no dejo de ser yo misma…)
http://diariodeunagataenlaciudad.blogspot.com/  (porque siempre que me paso descubro algo que me engancha)
http://buscandomiilusion.blogspot.com/  (por tu sinceridad y por la valentía que muestras siempre)
http://lolamontalvo.blogspot.com/  (por tu vocación y tu profesionalidad)
http://vocesdelaatlantida.blogspot.com/  (por ser mi primera seguidora y la que me animó a seguir escribiendo)
http://taperwere.blogspot.com/   (por tu frescura y espontaneidad, increíbles)
http://volandomariposas.blogspot.com/  (porque aciertas con tus palabras)
http://aurryn.blogspot.com/  (porque lo irreal y lo extraño siempre tienen sentido aquí)

Tres meses más.

Odio la sala de espera de esa consulta fría, de paredes blancas, con la pintura descascarillada en algunos rincones, y esas sillas frías de plástico negro rodeando una mesilla baja donde se acumulan folletos que no tengo ganas de leer. Y a pesar de odiarla, ahí estoy, con mi pijama azul del hospital pero sin embargo ocupando un sitio en la sala de espera. Los minutos pesan mucho y el reloj avanza con lentitud. Sé que hoy vamos a hablar claro, a tomar decisiones, sé las opciones y, aunque aún queda pendiente un resultado, no hay demasiadas expectativas.
De pronto la enfermera sale y me llama, es un rostro conocido ya, me sonríe y me siento. El médico, que es encantador, me da la mano, me pregunta cómo estoy y sonríe. Sé que hablará claro y confío en él. Sabe que estoy angustiada, lo ha notado nada más verme, entonces me mira a los ojos y me explica que el resultado que quedaba pendiente ya ha salido.
Me bloqueo por un momento, no sé si alegrarme o todo lo contrario. Tengo que reconocer que, dentro de lo malo, es lo mejor que me podía pasar, aún así no es agradable, porque parece que nunca voy a acabar con esta historia, sin embargo, en el fondo, estoy contenta, porque de momento no me opero y me hacen esperar otra vez. Tres meses más y repetimos la biopsia, me dice, y volvemos a sentarnos a hablar, y sé que estos tres meses van a volver a hacerse eternos, y voy a seguir haciendo mi vida con esa nube de incertidumbre vagabundeando por mi cabeza, y con el miedo y la esperanza de que vuelvan a salir bien las cosas…
Mis opciones ahora son volver a lo de antes, al astrágalo, al ácido fólico y a las sobredosis de vitaminas… ojala produzcan el mismo efecto, ojala la lesión disminuya y vuelva a sentirme plenamente yo… Quien sabe, la vida es cuestión de esperar… Y aunque ahora no pueda alcanzar la “felicidad paliativa” de la que ya hablé en otra ocasión, quien sabe si el efecto producido sea esta vez por mí misma, que mejore porque tiene que ser así, porque la vida me va a dar una tregua más, y no porque él esté ahí cogiéndome de la mano y diciéndome que va a salir bien, esta vez vuelvo sola a casa…

lunes, 31 de enero de 2011

El paso del tiempo.

Hoy me he sentido tan extraña cuando él se ha sentado a mi lado, me ha sonreído y me ha enseñado una foto de su hijo... Me he emocionado, está precioso, tiene ya casi siete meses y está enorme, es igual que su padre, tiene una sonrisa pícara y unos ojos muy vivos. Ha empezado a enseñarme fotos, a contarme cosas del peque y yo he empezado a sentir ese pequeño nudo que a veces se forma en la garganta o en la boca del estómago. Recuerdo cuando nació, era una bolita rosa, de pelo negro y ojos alertas, me pareció encantador y sólo tenía ganas de cogerlo, y ahora lo veo y siento que el tiempo se paró justo cuando nació y podía tenerlo en brazos cuanto quisiera.
La verdad es que es extraño, porque a pesar de estar trabajando juntos últimamente, hay una barrera entre nosotros, me cuesta mirarlo sin ver más allá, considerarlo tan solo como un compañero más cuando sólo tengo ganas de decirle que me alegro de que no haya cambiado apenas nada. Él, el padre de la criatura, el hermano de Peter Pan, al principio estaba raro conmigo, cuando la historia se rompió quedaron tan solo sensaciones extrañas, un muro infranqueable, una tensión que no tenía pinta de resolverse, pero el tiempo parece ser sabio y acaba normalizando todas las situaciones, y sí, aunque al principio era como una losa sobre mis hombros, ahora parece diferente, como si nunca hubiera estado con él y nuestra historia se hubiera olvidado para siempre…
No es fácil trabajar bajo el mismo techo, aunque sea un techo muy grande y las posibilidades de encontrarnos sean mínimas, y no ha sido fácil para mí estos días trabajar con su hermano, es raro, sí, y sigue existiendo el tabú de nuestra historia, como si no pudiéramos hablar de lo que ha pasado entre Peter Pan y yo, sólo olvido y una tensión que poco a poco va disminuyendo por suerte, y ver crecer a un niño que vino al mundo con toda nuestra ilusión cuando estábamos juntos… En fin, así es la vida, ver al pequeño sólo en foto es triste, mucho, porque ya no puedo disfrutar de ese “sobrino” que me duró tan poco, tristeza y cansancio que siguen pesando aunque, por suerte, el tiempo y otras historias sobrevuelan todo este cúmulo de despropósitos…

jueves, 27 de enero de 2011

Dani.

Lleva una semana con nosotros y ya es como nuestro niño… La vida le ha jugado una mala pasada, sin explicación, sin sentido, sin saber por qué, de pronto su corazón se para y deja de latir, cae al suelo como si estuviera muerto, y en el fondo lo está un poco, unos segundos, ese espacio de tiempo permisivo en el que el alma no sabe si marcharse del todo o volver… No sé si él quiso volver pero lo medio obligaron, las maniobras de resucitación se alargaron casi una hora y al final su corazón volvió a latir en un tímido ritmo sinusal, poco a poco su cuerpo fue recobrando color, vida, y nos llega a nosotros en un estado difícil, no sabemos cómo despertará, es imposible evaluar los daños tan pronto…
El corazón sigue latiendo con normalidad el resto de los días, el TAC sale bien, no hay nada neurológico, nada que explique que, a pesar de sus 31 años, algo ha decidido parar la “gran máquina”, y yo me pregunto qué pasará después, qué ocurrirá al despertar, si será capaz de volver a conectar con el mundo real.
Esta semana no hemos dejado de estar allí a su lado, los escasos ratos que la familia podía entrar para estar con él me he convertido en público de una función extraña, una representación irónica, absurda, una lucha entre la aceptación y la realidad. Todo parece un sueño, cuesta asumir una realidad así, y ahí hemos estado intentando ejercer nuestro papel de mediadoras, de consoladoras, de enfermeras simplemente. Tantos ratos cogiéndole de la mano, llamándolo, hablándole… Dani, buenos días, cómo estás hoy? Abre los ojos si me oyes, si me entiendes… Pero le ha costado responder, volver de donde quiera que estuviera escondido….
Hoy ha sido la primera vez que por fin lo hemos levantado, apenas tiene fuerza para sostenerse en pie, a veces nos mira, otras lo encuentras con la mirada perdida, quien sabe hacia dónde vuele su alma en ese momento. Y sonríe cuando nos ve, intenta hablar a pesar de ser un sonido apenas perceptible el que sale de su boca, intenta… tantas cosas… y llora, le resbalan lágrimas que recorren su cara, de vez en cuando, ya ni siquiera en la soledad de esa habitación fría existe una mínima parte de lo que fue.
Estos días con él me han hecho pensar en las cosas que tienen valor, en la realidad de la vida, la dureza de tantas situaciones inesperadas que pueden golpearnos a cualquiera… No sé, tal vez Dani me ha llegado un poco al corazón, tal vez su juventud y su sonrisa me hayan hecho ser un poco más persona hoy, porque tengo la sensación estúpida de sentirme mal a veces, cuando lo miro ahí, en esa cama de hospital, triste, ajeno, a veces con nosotros, a veces no… Y me pregunto si realmente vale la pena llorar y gastar tiempo en nimiedades, en montones de momentos que nada aportan…
No quiero seguir llorando, voy a sonreír por él, por su futuro incierto, por las dificultades que le quedan por vivir, porque la vida ha vuelto a ser injusta otra vez… Quien sabe cómo acabará este chico, no volverá a ser el mismo otra vez, quizá nunca llegue a valerse por sí mismo, quizá la vida le de algún día otra oportunidad…

miércoles, 26 de enero de 2011

Mariposas.

Mariposas… vuelan con aleteo frágil y perfumado de aromas tibios, se deslizan mientras el roce de sus alas desprende virutas de magia que acarician las paredes de mi estómago… Esta vez las siento volar dentro de mí, provocándome una mezcla de colores y una sonrisa de oreja a oreja, de esas que iluminan  y te hacen levantar los pies del suelo.
Mariposas que surgen sin saber de dónde ni porqué. Vuelos estomacales teñidos de nervios y mil sensaciones cuando nos miramos a los ojos…
Wendy vuela sobre mariposas rojas, verdes, lilas, naranjas, amarillas… ya no hay Nunca Jamases que golpeen los sentidos y pidan a gritos volver, ya no hay Peter Panes que maten mi dulzura, porque ellas han vuelto, las mariposas, y no tengo intención de dejarlas libres, esta vez no, esta vez se quedan conmigo hasta que sea capaz de volar yo misma desprendiendo magia.
Estoy en ese punto extraño en el que no sé si seguir corriendo, si parar de golpe, si abrir las alas y echarme a volar, porque vuelven a elevarse con sus alas, acariciando las paredes de mi estómago y haciéndome sentir como si flotara... No sé si será el último adiós a Peter Pan, si aún lo dejaré más tiempo anclado en mi memoria y en mi corazón, tal vez consiga huir de su recuerdo y de la añoranza de un Nunca Jamás lleno de planes juntos... Esta vez quiero que las mariposas se queden, aunque sea sólo un espejismo, aunque tengan tiempo limitado o la fecha de caducidad esté a la vuelta de la esquina... Quiero que se queden alterando mi mundo y convirtiendo mis sueños en pequeñas realidades que hagan que vuelva a salir el sol, quiero todo eso y más, aunque las dudas sigan alzándose y cubriéndolas de nubes borrascosas.

lunes, 24 de enero de 2011

Contracturas del corazón.

Me pesan mucho los recuerdos, me contracturan el corazón, me causan dolor físico y no me dejan dormir… Ahora estoy en ese punto en el que echarlo de menos ya no tiene sentido, porque es una sombra, un fantasma, un espejismo que no hago más que inventar una y otra vez, como un sueño del que no puedo despertar aunque me zarandeen, aunque me griten que no vale la pena seguir durmiendo.
Hace mucho ya que no nos vemos, y sin embargo, cada día veo su moto aparcada en la puerta del hospital, cerca de mi coche… Cuesta verla ahí aparcada y recordar los paseos de verano, cuando me sentaba detrás de él y lo abrazaba, cuando acariciaba su pelo asomando por el casco, cuando se giraba y me sonreía, a veces creo que nunca pasó y no he hecho más que inventar una felicidad inexistente, una ilusión óptica…
El amor no existe, no en él ni en mí, no en nosotros dos como unidad, y ahora, que ya no quedan ni las migajas, ahora que los planes que teníamos se han derrumbado como un castillo de naipes, ahora lo echo de menos a pesar de tener el corazón ya en otros mundos, quizá más reales, tal vez más cercanos, pero nunca, nunca… con tanta magia…
El amor viene y se va, da vueltas alrededor y se tumba a descansar mientras en mi corazón aún hay días en los que sigue lloviendo sin saber por qué…


domingo, 23 de enero de 2011

Dubtes.

Dubtes… cada cop més dubtes, i més que vindràn… Dubtes de color mel, dubtes en gris, que m’envolten sense adonar-me’n, dubtes bojes que només volen aixecar-me, que m’allunyen del terra, que fan que els meus peus siguin cada vegada més tous, més petits, que fan que els meus ulls es tanquin com si res… Dubtes que no em deixen dormir, que m’ofeguen, que no tenen por de res… Dubtes per conèixer-te, per sapiguer si puc o no puc fer-te un lloc a la meva vida, dubtes per obrir portes, per deixar-te entrar, dubtes per tocar el dos a la mínima de canvi o donar-te la oportunitat de conèixer-me.
… Què faig?

lunes, 17 de enero de 2011

Se me olvida olvidarte.

Son tantos los días en los que se me olvida olvidarte… Y me descubro pensándote o recordándote mientras nos mirábamos a los ojos, y me invade la nostalgia, la sensación de haberte querido tanto que tu sola imagen en mi cabeza me eriza la piel… Y se me olvida olvidarte y vuelvo a acordarme de ti, no con la tristeza esta vez, sin lágrimas, sin ningún sentimiento que arrojar por la ventana, esta vez no, esta vez es distinto, como cuando aprendí que ya no había opciones y los sueños de Nunca Jamás se quedaban para siempre guardados en algún lugar ajeno y frío.
Se me olvida olvidarte, no sé cómo hacer para conseguirlo, se me olvidan los malos momentos y las decepciones, se me olvidan hasta tus silencios, y en mitad de mi euforia a veces estoy a punto de ir a buscarte, abrazarte y decirte que nos dejemos ya de tantas tonterías, que volvamos a empezar, que sé que saldría bien y seríamos felices otra vez… Entonces despierto de mi sueño, sé que no es más que eso, y que a pesar de que me encantaría, no voy a hacerlo, ya no voy a ir a buscarte más a tus paraísos infantiles, ya no más Wendy ni Peter Pan, sólo tú y yo en mundos ajenos… Me invade la nostalgia, pero te recuerdo con una sonrisa, con la sensación extraña que producen nuestros últimos días juntos alejándose cada vez más, espaciando el hueco que hay entre nosotros, convertido ahora en miles de kilómetros…
Se me sigue olvidando olvidarte algunas noches, antes de irme a dormir, cuando sé que voy a soñar contigo, o cuando despierto por las mañanas sabiendo que no va a haber más despedidas, ni más reencuentros, sólo nubes blancas de algodón alejándose, convirtiendo nuestra historia en pedacitos de cielo, en estrellas que brillarán siempre en nuestro cielo olvidado.
Ya no quedan más opciones, ni más esperanza de la que seguir tirando, ni una pizca más de ilusiones entremezcladas, ya no más ventanas ni esperas en las noches de invierno, sólo distancia, nuevos horizontes y, de vez en cuando, algún recuerdo que no es capaz de morir del todo, algún segundo de morriña que se me cuela entre las válvulas del corazón y recorre mi cuerpo haciendo que ocurra otra vez, sin más, un segundo, un minuto, un día, una vida, vuelvo a olvidar olvidarte.

domingo, 16 de enero de 2011

Día de luz.

Días como este, radiantes, llenos de luz y azul, dan ganas de airear, no solo el cuerpo, sino también el alma y el corazón, y dejarlos tendidos al sol mientras recogen la energía y la calidez y se liberan de fríos y soledades. Las tristezas se escurren y acaban cayendo al suelo, y los miedos se guardan en cajones oscuros que no se tengan que volver a abrir. Hoy, día radiante, y a pesar de pasarme el fin de semana en el hospital, sale el sol cuando, de forma inesperada, aparecen nuevas sonrisas que te alegran el día sin saber por qué.

jueves, 13 de enero de 2011

Lapsus...

Siento que he perdido las ganas, la ilusión por seguir escribiendo cada día, será que el año nuevo me ha dejado sin inspiración, será que la semana ha pasado como un rayo sin traer nada nuevo, no lo sé, el caso es que llevo ya días sin sentarme a escribir nada.
A veces creo que simplemente ocurre, que se necesita un espacio de tiempo en blanco en el cual puedes ordenar ideas, sensaciones, sentimientos o migajas del viejo amor, porque cuando ya sólo quedan los restos esparcidos por el suelo, no existe más tiempo que dedicarle, ni más palabras, ni más noches, ni más sueños, ni más lunas llenas que vuelven a golpear deseos inútiles contra la ventana.
Esta vez soy consciente de que ya no queda nada de nuestro amor desangelado, y las ruinas de mi corazón ya están libres de nuevos derrumbes, hoy tan solo siento la naturaleza impar de mi ser en un año que avanza con las mismas cosas, las mismas carencias, los mismos miedos acumulados. No sé si puedo decir que he empezado bien, o si tan solo he seguido rodando cuesta abajo, pero me siento al borde de un precipicio donde puede que, saltar, sea la mejor opción si no miras abajo.
Ya no quedan más que sombras que envuelven este cariño apagado, y lo único que guardo para mí es un recuerdo borroso de días irreales, quien sabe, quizá necesite abrir este cajón algún día, cuando me asalten las ganas de un abrazo.


lunes, 10 de enero de 2011

Olvidando, olvidado.

En mi corazón, en los rincones, en mi habitación, sólo la escarcha, el frío, el vaho que se me escapa de la boca con cada nuevo amanecer en la soledad de mi esquina de la cama, con el frío hueco a mi lado, sin tu cuerpo cerca, sin tu calor junto a mí, sin más que pesadillas que se quedan a vivir bajo el nórdico… No quiero más amanecer sin ti, no quiero más madrugadas de despertar de golpe gritando tu nombre, o pensando que la forma de tu cuerpo se ha quedado dibujada en el colchón. No puedo borrarte, no quiero borrarlo, esta vez prefiero quedarme para siempre pegada a ti o a tu recuerdo, olvidando estos días navideños que hubiera querido pasar contigo aunque ya nunca más seamos tú y yo…


martes, 4 de enero de 2011

Buscando(te) en otras sonrisas.

Cuando buscas una sonrisa, una en concreto, todas te parecen sonrisas grises, ausentes de dulzura, de nitidez, todas están vacías de recuerdos y son huecas, hacen eco. Yo sigo buscando tu sonrisa entre la gente, quien sabe si vuelva a toparme con ella, con tus dientes perfectos, como teclas de piano, y estiro mis dedos y toco una melodía diferente con cada beso, melodías antiguas de besos pasados, y ahora no hay sonrisa que valga, ni que suene a música que me haga dormir. Tu sonrisa existe en algún lugar dentro de mí, resonando entre mis manos, en cada latido de mi corazón, y se materializa cada vez que cierro los ojos y revivo tu rostro junto al mío, cuando sonreías, cuando lo hacías sólo para mí… No hay motivos para sonreír de forma banal, cuando las sonrisas escogidas no tienen el color ni el brillo de tus ojos, no hay motivos para seguir buscando tu sonrisa entre la gente, esta vez sólo cabe dejarla ir mientras pienso que esa sonrisa, la tuya en concreto, son notas que se escapan entre mis dedos como la arena fina de esta playa que me cobija los días de invierno sin ti.

domingo, 2 de enero de 2011

Ilusiones.

Hay momentos en los que me pongo a pensar en esas cosas que no tienen sentido, como cuando sigo empecinada en volver a verlo, si ya da igual, si cada vez tiene menos que ver conmigo, si sé que nunca podría funcionar, esta vez no, por tantas cosas que se han estropeado, por tanta gente de su entorno con quien ya nunca me sentiría cómoda, porque creo que todo el mundo ya sabe hasta dónde ha llegado esta historia, hasta qué punto se ha deteriorado este amor de caramelo. Y ahora lo veo y pienso en lo diferentes que somos, en que no hay nada que pueda aportarme, ni seguramente yo a él, porque parece que nuestros mundos no llegaron a converger nunca y sólo fue un espejismo, una ilusión, un oasis en mitad de un desierto en el que yo vagaba con demasiada sed…

sábado, 1 de enero de 2011

Empezar el año trabajando y así...

Ilusa de mí, que pensaba que hoy, por ser el primer día del año, tendría una mañana tranquila en el hospital. Ya me ha costado levantarme, y eso que no tuve los excesos típicos de Nochevieja, me fui a dormir más tarde de lo normal, eso sí, pero sobria y con un número de horas razonable por delante.
Por la mañana todo eran restos de festividad por las calles, y mucho frío, los cristales del coche entelados de la humedad y yo muerta de sueño conduciendo hacia una mañana de locos.
Me había hecho mis propias conclusiones, y pensaba que la unidad estaría calmada, total, en estas fechas no hay apenas quirófanos, sólo las urgencias, y es posible que estemos tranquilos y podamos pasar un día entre compañeros y celebrando el año nuevo juntos, ya que nos ha tocado estar allí un día tan especial como el primero del año. Pero al llegar, todo lo contrario, la unidad abarrotada, y la calidad de los pacientes, pésima… Sólo llegar ya he recibido la primera del día, y es que en ese momento me ha dado igual que el pobre hombre tuviera Alzheimer, que hubiera pasado mala noche o que estuviera desorientado, porque la patada que me ha dado en el pecho casi me tira al suelo, y ya he estado dolorida toda la mañana, si es que hay cosas que no se pagan con dinero y estos momentos, por suerte escasos aunque presentes, sólo despiertan ganas de coger tu bolso y largarte a tu casa… Menos mal que los compañeros estamos ahí para cualquier cosa y entre todos hemos podido calmarlo y bueno, aparte de regañinas varias por la agresión, también se ha llevado unos miligramos de propofol, que por suerte ha sido suficiente en ese momento.
He pensado… vaya día uno… y lo peor estaba por llegar.
La carga emocional del día ha sido más dura que la propia patada, y es que he llevado a una chica justo de mi edad (cosa que ya de base me altera), gestante de 28 semanas e ingresada en críticos por una cetoacidosis diabética. Laura estaba muy angustiada, me cogía fuerte de la mano cada vez que entraba al box, y ha empezado la mañana más o menos bien hasta que han comenzado las contracciones; a partir de ese momento, aquello se ha convertido en un desfile de anestesistas, ginecólogos, otros compañeros de la unidad, la comadrona con la monitorización fetal y yo misma sin poder dejar de estar con ella, pues la angustia me traspasaba y no había más consuelo que estar a su lado y cogerla de la mano; como excepción he llamado a su marido y lo he dejado entrar, allí no pueden estar las familias, pero me ha podido verla llorar. La mañana ha ido transcurriendo a base de contracciones, medicaciones para parar el proceso, visitas continuas, hasta que se ha decidido cesárea urgente tras una serie de bradicardias del pequeño Marc, que debería haberse quedado unas cuantas semanas más dentro de su madre pero que no ha tenido más remedio que venir a este mundo esta mañana y a trompicones.
Por suerte, la cosa ha ido bien, y Laura ha vuelto a la unidad a última hora, la pobre no ha podido ni ver a su hijo, que se lo han llevado rápido a la unidad de neonatos.
Hoy me he preguntado por qué pasan estas cosas, por qué es tan complicado a veces que las cosas salgan bien, y aunque esta historia tiene posibilidades de salir adelante sin demasiadas complicaciones, otras veces no ocurre, y sé que a Laura aún le queda mucho por pasar, recuperarse ella misma y después de eso, jornadas interminables en ese edificio hospitalario hasta que pueda llevarse a su pequeño a casa. Que el pequeño Marc luche por salir adelante y que, con su escaso peso y su inmaduración aún consiga ganarle este pulso a la vida que, justo un día tan señalado como hoy, le ha obligado a salir a este mundo cuando aún no le tocaba y a empezar su existencia ya con demasiados riesgos y angustia.
Es la vida… Reconozco que me ha afectado esta historia y me he ido a casa con mal sabor de boca, a ver qué tal va mañana, a ver si esta vez hay suerte y aún ronda por aquí el espíritu navideño y protege al pequeño, quien sabe, ojala algún día se convierta en un gran hombre y el día de hoy sólo en un mal recuerdo para sus padres…
Días como este, después de estar a su lado, de vivir la intensidad y las emociones, de ver que las cosas parecen haber ido bien, de la confianza en mí, de mi papel en estos momentos, sólo puedo decir… me encanta ser enfermera.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Vida nueva.

Con un pie en nochevieja no me queda más remedio que plantearme… año nuevo ¿vida nueva? Eso cuenta el dicho, y debería ser así, empezar a pensar en las cosas que queremos hacer, olvidar las que no cumplimos este año que se va… Y es que el planteamiento de la “vida nueva” es un soplo de aire fresco, una ilusión que se vive justo en ese momento, quizá engalanada por los ambientes festivos, y es que brilla el propósito de empezar realmente una nueva vida, más que eso, una nueva forma de vivir, justo lo que necesito ahora mismo, seguir caminando hacia el nuevo año, aunque ahora mismo sea consciente de que no hay novedad, sólo una nueva fecha que poner en el calendario, una montaña de incertidumbres, de incógnitas… Año nuevo, vida nueva… Quien sabe qué nos deparará esta vuelta de la esquina, si hará otro giro de tuerca a este año que ha sido más que amargo o me dejará desplegar mis alas para poder volar con la libertad de ser yo misma, sin más disfraces ni más Wendys esperando, sin más angustia por los malos momentos que sé que vendrán… Año nuevo, vida nueva, y nuevas esperanzas por seguir creciendo como persona, como profesional y, sobretodo, como mujer.
Un brindis por este año nuevo, que augura vida nueva. Feliz 2011.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Otra mañana en las trincheras...

No hay palabras para describir tal caos, increíble pero cierto, las salas llenas, los pasillos abarrotados de camillas y seguimos sin saber dónde meter a la gente mientras vemos que no dejan de llegar ambulancias sin parar trayendo “mercancía humana en mal estado”. Uno tras otro van pasando, como un desfile interminable, no podemos más, nos contagiamos del ambiente de nervios y de la falta de recursos, de espacio, de tiempo… Nos falta medicación, nos faltan manos para poder abarcarlo todo, paciencia para escuchar quejas, comentarios, peticiones de médicos que retumban en los oídos mientras se acumulan las cosas por hacer.
Esto es urgencias, un laberinto humano donde debes esquivar a la gente amontonada en los pasillos, sin ubicación y sin consuelo, quejándose de las horas que pasan allí, y con razón, pero ¿qué más podemos hacer? Corremos de un lado para otro, vías, analíticas, electros, monitorización, sondajes, cultivos, constantes, gasometrías, medicación, y ahora el carro de paros, y ahora otro código ictus… Y entre una cosa y otra, más gente, más caos, risas nerviosas, adrenalina a niveles demasiado altos como para poder parar un momento.
No me gusta tal desorganización, pero no hay más remedio, no se puede evitar atender a la marabunta que no deja de llegar. Es increíble que “urgencias” acabe siendo un lugar al que acudir por cualquier cosa, increíble porque no sé cómo podemos acabar resistiendo ante tal jornada de trabajo… Que no cunda el pánico, son sólo unas horas, pronto saldremos por la puerta, respiraremos hondo, dejaremos atrás el increíble espectáculo del servicio y podremos decir... ¡Hemos sobrevivido a otra mañana en las trincheras!
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