miércoles, 29 de diciembre de 2010

Otra mañana en las trincheras...

No hay palabras para describir tal caos, increíble pero cierto, las salas llenas, los pasillos abarrotados de camillas y seguimos sin saber dónde meter a la gente mientras vemos que no dejan de llegar ambulancias sin parar trayendo “mercancía humana en mal estado”. Uno tras otro van pasando, como un desfile interminable, no podemos más, nos contagiamos del ambiente de nervios y de la falta de recursos, de espacio, de tiempo… Nos falta medicación, nos faltan manos para poder abarcarlo todo, paciencia para escuchar quejas, comentarios, peticiones de médicos que retumban en los oídos mientras se acumulan las cosas por hacer.
Esto es urgencias, un laberinto humano donde debes esquivar a la gente amontonada en los pasillos, sin ubicación y sin consuelo, quejándose de las horas que pasan allí, y con razón, pero ¿qué más podemos hacer? Corremos de un lado para otro, vías, analíticas, electros, monitorización, sondajes, cultivos, constantes, gasometrías, medicación, y ahora el carro de paros, y ahora otro código ictus… Y entre una cosa y otra, más gente, más caos, risas nerviosas, adrenalina a niveles demasiado altos como para poder parar un momento.
No me gusta tal desorganización, pero no hay más remedio, no se puede evitar atender a la marabunta que no deja de llegar. Es increíble que “urgencias” acabe siendo un lugar al que acudir por cualquier cosa, increíble porque no sé cómo podemos acabar resistiendo ante tal jornada de trabajo… Que no cunda el pánico, son sólo unas horas, pronto saldremos por la puerta, respiraremos hondo, dejaremos atrás el increíble espectáculo del servicio y podremos decir... ¡Hemos sobrevivido a otra mañana en las trincheras!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...