lunes, 1 de noviembre de 2010

Sin sentido.

Los días siguen pasando entre penumbras, entre historias para no dormir, entre puertas que quieren abrirse y ventanas que quieren cerrarse, y yo misma soy el epicentro de esta crisis existencial, donde no sé si dar un portazo o correr un pestillo, no sé si entrar o salir, si olvidar o hacer una llamada, y es que hay días grises que se empeñan en traer recuerdos gratos e ilusiones de colores, días como hoy, en lo que, a pesar de la penumbra y de las puertas entreabiertas, sigo buscando con el rabillo del ojo, disimulando, alguna señal de su presencia cerca, aunque sólo sea por soñar un ratito más que se puede ser feliz volando sin rumbo fijo y sin alas para volar.

2 comentarios:

  1. Geniales tus últimas entradas, llenas de sentimiento. Una cosa te diré que siempre nos debatimos entre dos cosas y no sabemos cuál escoger pero llegará con el tiempo. No hay que desesperar.

    Un saludo

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  2. Muchas gracias por tu comentario! Tienes toda la razón del mundo, por suerte el tiempo es ese gran aliado que tenemos todos que siempre acaba poniendo todo en su sitio y mostrando el camino. El problema es tener paciencia... al menos el mío!
    Un beso!

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