lunes, 10 de enero de 2011

Olvidando, olvidado.

En mi corazón, en los rincones, en mi habitación, sólo la escarcha, el frío, el vaho que se me escapa de la boca con cada nuevo amanecer en la soledad de mi esquina de la cama, con el frío hueco a mi lado, sin tu cuerpo cerca, sin tu calor junto a mí, sin más que pesadillas que se quedan a vivir bajo el nórdico… No quiero más amanecer sin ti, no quiero más madrugadas de despertar de golpe gritando tu nombre, o pensando que la forma de tu cuerpo se ha quedado dibujada en el colchón. No puedo borrarte, no quiero borrarlo, esta vez prefiero quedarme para siempre pegada a ti o a tu recuerdo, olvidando estos días navideños que hubiera querido pasar contigo aunque ya nunca más seamos tú y yo…


3 comentarios:

  1. El olvido llega con el tiempo dicen algunos.

    Un saludo.

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  2. no lo creo... el olvido tiene que nacer del alma, con el paso del tiempo... pero...¿has pensado en lo amargo que resulta, despertarte al lado de un extraño, que sigue ocupando tu mitad de la cama?

    cordiales maullidos desde Madrid...

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  3. TeologiadeS, puede que llegue, puede que tengamos que irlo a buscar...
    Minimo, bienvenido a mi mundo. Tienes razón, no quiero imaginar la amargura de dormir con un extraño, prefiero darme media vuelta sola y estar tranquila...
    Un saludo!

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