Wendy tiene los ojos como platos… Aún le da vueltas a lo que pasó anoche y descubre un corazón latiendo a mil por hora, rodillas que tiemblan, manos que sudan, palabras que no saben salir… No sé si será porque fue luna llena, o si simplemente tenía que ocurrir así, que estando Wendy tan tranquila oyó un ligero golpe tímido en la ventana. Cual fue su sorpresa al encontrarse a Peter Pan otra vez, allí de pie, mirándola, sonriendo y lo peor, pidiéndole que le dejara entrar.
No sé tampoco si es que la noche era demasiado fría, si no le apetecía dar largos vuelos a Nunca Jamás, el caso es que ahí se plantó con su mejor sonrisa y la pobre Wendy no sabía ni qué decir.
Al final cedió ante tal chantaje emocional y abrió la ventana, y él se coló acomodándose en su habitación, y ocurrió lo que tenía que ocurrir, porque entre ellos siempre hubo magia, y Peter Pan se quedó a dormir con Wendy esa noche abrazado a su cuerpo, que apenas se movía por miedo a estar soñando…
Lo que pase a partir de ahora serán simples encuentros fugaces entre vuelo y vuelo, quizá el tiempo los espacie o los borre por completo, tal vez el destino quiera que no se repita y que quede en el olvido, quien sabe, lo único cierto es que la luna abrió un camino común nuevamente y a la vez volvió a cerrarlo, dejando un mínimo hueco por el que algún que otro recuerdo se ha filtrado a escondidas, quien sabe, quizá vuelva, quizá se quede volando para siempre…
Tal vez
ResponderEliminarlos quizás
dependen
de nuestros
sís,
se enredan
en nuestros
nos
Preciosa historia.
ResponderEliminarEntre vuelo y vuelo pueden pasar muchas cosas.
Un saludo
No sé si será que sí o que no, si podrá Wendy encontrar una manera de volver a cerrar la ventana de nuevo o si podrá dejar que vuelva a entrar Peter Pan otra vez... El caso es que Wendy (que soy yo misma) y Peter Pan (mi expareja) han vivido una noche preciosa de regalo y que, posiblemente se repita, o se quede en el recuerdo de Nunca Jamás para siempre...
ResponderEliminarUn beso chicas!