No es fácil bajar la persiana y echar el cierre sin más, sobretodo cuando lo único que te inunda son las ganas de exponer historias, recuerdos, emociones… No puedo obviar el hecho de que sigo siendo yo, la única razón tras el cristal, la única esperanza que me queda de dejar correr todo aquello que me provoca un cierre precipitado. Lo siendo, dormir ya no es suficiente. Me quedan fuerzas para salir a correr y, aunque a veces aún crea que sigo pisando asfalto, he echado a volar sin remedio, un vuelo bajo, apenas perceptible, me elevo un par de metros del suelo y el aire frío acariciando mis pies me recuerda que sí, que sigo viva a pesar de estar pensado continuamente en echar el cierre.
Y ahora empiezo otro blog, con otros aires, nada de personajes creados a partir de ilusiones, nada de cuentos sin finales felices, solamente yo al otro lado, con lo que soy, con las minucias de mi persona y las grandezas de mi alma. Yo para quien quiera seguirme, a pesar de que no sepa qué contar, aunque sea un inicio absurdo sin demasiado sentido, aunque empiece sin decir nada, quizá, algún día, consiga volver a crear un microcosmos al otro lado de la ventana. Wendy se despide muy agradecida a todos aquellos que me habéis leído, me habéis animado y habéis estado al otro lado, personajes invisibles a los que les debo mi motivación.
Gracias a todos!!
A partir de ahora… nueva vida, este cuento se acabó. Peter Pan volvió a Nunca Jamás, de donde “nunca jamás” debería haber salido y Wendy salió a darse una vuelta, respiró una bocanada de aire mágico y sufrió una amnesia permanente, y en ese momento, a pesar de tanto tiempo y tantas cosas, cuando volvió a cruzarse con Peter Pan (una vez y otra y otra más… y las que le quedan…) sólo veía a un personajillo de sonrisa perfecta que, quizá en otros tiempos, significó algo, pero ahora… alguien se acuerda del cuento??
Mai no és massa tard per tornar a començar…