viernes, 12 de agosto de 2011

Echando el cierre... muchas gracias!!!!!

No es fácil bajar la persiana y echar el cierre sin más, sobretodo cuando lo único que te inunda son las ganas de exponer historias, recuerdos, emociones… No puedo obviar el hecho de que sigo siendo yo, la única razón tras el cristal, la única esperanza que me queda de dejar correr todo aquello que me provoca un cierre precipitado. Lo siendo, dormir ya no es suficiente. Me quedan fuerzas para salir a correr y, aunque a veces aún crea que sigo pisando asfalto, he echado a volar sin remedio, un vuelo bajo, apenas perceptible, me elevo un par de metros del suelo y el aire frío acariciando mis pies me recuerda que sí, que sigo viva a pesar de estar pensado continuamente en echar el cierre.
Y ahora empiezo otro blog, con otros aires, nada de personajes creados a partir de ilusiones, nada de cuentos sin finales felices, solamente yo al otro lado, con lo que soy, con las minucias de mi persona y las grandezas de mi alma. Yo para quien quiera seguirme, a pesar de que no sepa qué contar, aunque sea un inicio absurdo sin demasiado sentido, aunque empiece sin decir nada, quizá, algún día, consiga volver a crear un microcosmos al otro lado de la ventana. Wendy se despide muy agradecida a todos aquellos que me habéis leído, me habéis animado y habéis estado al otro lado, personajes invisibles a los que les debo mi motivación.
Gracias a todos!!
A partir de ahora… nueva vida, este cuento se acabó. Peter Pan volvió a Nunca Jamás, de donde “nunca jamás” debería haber salido y Wendy salió a darse una vuelta, respiró una bocanada de aire mágico y sufrió una amnesia permanente, y en ese momento, a pesar de tanto tiempo y tantas cosas, cuando volvió a cruzarse con Peter Pan (una vez y otra y otra más… y las que le quedan…) sólo veía a un personajillo de sonrisa perfecta que, quizá en otros tiempos, significó algo, pero ahora… alguien se acuerda del cuento??
Mai no és massa tard per tornar a començar…

domingo, 7 de agosto de 2011

Sentimiento residual.

He perdido el sentido de la responsabilidad y la noción del tiempo, que sigue pasando mientras permanezco latente en una especie de burbuja que me aísla. Sigo siendo yo, el alter-ego de Wendy, durmiendo a ratos y dibujando sonrisas en la pared blanca, sigo buscando una razón que explique por qué me eché a dormir sin pensar en nada, sin querer hacerlo, simplemente cerrar los ojos, cerrar la ventana y dejar que los fantasmas habiten fuera, que vuelen sin rumbo, que lleguen a Nunca Jamás y lo invadan todo… Fantasmas… Sí, fantasmas del pasado que de vez en cuando pretenden sobrevolar mi cabeza, que golpean las paredes de mis sentidos y a veces, sólo a veces, se cuelan en mi mente y me recuerdan que siempre fui Wendy, por muchas burbujas en las que me encierre, por muchos días que pretenda dormir del tirón.
He aprendido a caminar a ciegas, a moverme por esta oscuridad fingida, desde el despotismo, desde la nostalgia, desde cualquier rincón en el que sigan habitando, porque no se han ido del todo los sentimientos pasados, esos residuales de los que cuesta desprenderse por completo. Los residuos tóxicos de Peter Pan apenas son visibles ya, siguen disueltos por mi sangre, llegando de vez en cuando al corazón para ser bombeados hacia mi alma, entonces la punzada en mitad del pecho, un suspiro, una bocanada de aire limpio y de nuevo desaparece, se pierde, quizá sale a volar junto a los fantasmas del pasado, y yo, mientras tanto, Wendy de nuevo, me doy media vuelta y vuelvo a dormirme, sé que ya queda menos para volver a ser yo, para sentir otra vez el alma limpia de impurezas, de sueños imposibles de cumplir.
Ahora que Wendy está sola piensa en ella más que nunca, es como si me sentara delante de un espejo y pudiera verme a mí misma en realidad, sin máscaras, sin maquillaje, sin recuerdos, sin Peter Pan abrazándome por detrás, ya no, no existe ni quiero que exista, no hay más, tan simple como abrir las alas y echar a volar, tan lejos, tanto, que el dolor que queda a pesar del tiempo que pase, deje de doler… Quien sabe, tal vez lo consiga algún día, que deje de doler, o que vuelva a doler un poco, quizá así sabré que ha vuelto a revivir esa parte de mí que sabía sentir.
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